Saltar al contenido
Portada » Blog » ¿Autoriza Mateo 18:20 las Reuniones Personales?

¿Autoriza Mateo 18:20 las Reuniones Personales?

Por Wayne Jackson, traducido con permiso por Marlon Retana.
El artículo original, en inglés, se encuentra en este enlace.


“¿Podrías explicar Mateo 18:20? ‘Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.’ Tengo amigos que frecuentemente no asisten a ninguna reunión de la iglesia en el día del Señor. Cuando se expresa preocupación con respecto a esta negligencia, responden: “Oh, en cualquier lugar donde se reúnen dos o tres, el Señor está con ellos”. Estoy frustrado con esta excusa, pero no sé exactamente qué decir a cambio.”

La manera en que sus amigos están empleando este texto del registro del Evangelio según Mateo refleja un compromiso menos que serio con el Señor y un mal manejo de las Escrituras.

Hay dos cosas que deben considerarse al examinar este pasaje.

  • Primero, ¿cuál es el trasfondo contextual del cual habló Cristo?
  • Segundo, ¿cuál es el significado de la frase “congregados en mi nombre”?

En los siguientes puntos, consideraremos brevemente cada uno de estos temas.

¿Cuál es el Trasfondo de Mateo 18:20?

En la sección que comienza con el versículo 15, Jesús presentó un caso teórico en el que un hermano Cristiano perjudica a un discípulo. ¿Cómo se puede remediar el asunto, de ser posible?

Primero, veamos el texto como un todo, y luego observemos algunos elementos constitutivos del mismo.

“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:15-20).

Por conveniencia, dividiremos esta advertencia bíblica en segmentos.

Muéstrale su error

La parte ofendida debe acercarse al transgresor y “mostrarle” su error. El término griego elenjo [traducido en este pasaje como reprender, MR] lleva la idea de exponer o poner en evidencia y presentar un caso.

El cargo de haber sido perjudicado debe ser uno de sustancia verificable, no una mera percepción por parte de una persona demasiado sensible.

Corrígele en privado

El ofensor debe ser abordado en privado, probablemente para que la parte culpable no se avergüence innecesariamente. El entorno para la corrección debe ser lo más ideal posible. La recuperación de un alma es el objetivo, no la victoria personal.

Haz un segundo esfuerzo

Si el ofensor se resiste al acercamiento de su hermano agraviado, se debe hacer un segundo intento, esta vez, en compañía de testigos.

El propósito de estos testigos es documentar el procedimiento. Probablemente, su función será escuchar el caso que se está procesando, y también observar la respuesta del acusado.

Este método contiene una advertencia sutil de que el asunto no se está descartando y se puede llevar a cabo ante toda la iglesia.

Llévalo a la iglesia

Si se da el caso de que se resiste a la segunda etapa de la acción disciplinaria (ya sea abierta o simplemente ignorando la súplica), la cuestión debe ser presentada ante toda la iglesia para su juicio.

Seguramente la presión del grupo colectivo prevalecerá con cualquier persona que tenga un nivel respetable de conciencia.

Apártalo

Algunos, sin embargo, son incorregibles. En tales circunstancias, queda un único recurso. La iglesia está obligada a retirar su comunión del rebelde. En el lenguaje del Señor, “trátalo como un pagano y publicano.”[1]

El significado de esta última frase, que posiblemente parece dura para la mente moderna, es simplemente esto: “Cortar la interacción social con esta persona espiritualmente apagada” (cf. 1 Corintios 5:9-13; 2 Tesalonicenses 3 6, 14-15; Tito 3:10).

El diseño detrás del comando es hacer que el apóstata se “avergüence” de su conducta (2 Tesalonicenses 3:14). El término “avergonzar” en la carta de Tesalónica deriva de un término griego que, etimológicamente hablando, significa “girar adentro”.

El significado parece ser este. El aislamiento social puede producir un giro hacia adentro, es decir, una introspección de conciencia, que podría conducir al arrepentimiento. También, con suerte, el alejamiento impuesto generará una soledad en el transgresor que lo empujará de nuevo a la cálida comunión de los Cristianos que se preocupan por él.

La Respuesta del Cielo

Luego, Jesús hizo comentarios sobre atar y desatar, como tal, relacionado con el tema de la disciplina de la iglesia.

Las formas verbales indican que, en materia de expulsión, la atadura y la desatadura (es decir, la promulgación de la disciplina o la eliminación de la misma) deben estar en conformidad con lo que se ha decretado en el cielo (y debe darse a conocer mediante la instrucción apostólica). Esto se refleja en la traducción del texto presentado anteriormente.

La disciplina, por lo tanto, nunca debe intentarse por razones arbitrarias o personales, sino estrictamente en armonía con el Nuevo Testamento.

La Promesa de la Presencia de Jesús

El Señor concluye esta discusión sugiriendo que cuando la iglesia se reúna con el propósito de formalizar un caso de disciplina (cf. 1 Corintios 5:4), él mismo estará allí. Él sanciona la acción con su propia presencia (así como se une a sus santos en el servicio de comunión).

El versículo 19 puede estar diseñado para inocular contra la timidez al llevar a cabo el valiente acto de expulsión. Quizás el Salvador esté diciendo: “Incluso si solo dos o tres tienen la fortaleza para implementar este procedimiento, los acompañaré”.

La disciplina amorosa debe ser promulgada cuando las circunstancias así lo exijan, incluso si los hermanos débiles no apoyarán la acción (cf. 2 Corintios 2:6, “muchos”).

Por la Autoridad de Cristo

Finalmente, está la frase “congregados [reunidos, LBLA] en mi nombre”. La preposición “en” deriva del griego eis, que, en este caso, es prácticamente el equivalente del término en.[2]

El sentido, por lo tanto, es “por la autoridad de” Cristo (véase Mueller[3], cf. Colosenses 3:17). O, como señaló R. C. H. Lenski, “en mi nombre” es lo mismo que “en relación con mi revelación”.[4] Por lo tanto, lo que Cristo dice es:

“Siempre que dos o tres se reúnan, para hacer lo que he autorizado (específicamente en materia de disciplina), estaré de su lado”.

Conclusión

El bosquejo anterior esboza el significado imparcial de esta sagrada instrucción del Hijo de Dios.

Bajo ningún concepto el Salvador sugirió que, si varios miembros de la iglesia decidieran dejar de congregarse en el día del Señor y, en cambio, “reunirse” en el campo de golf, él estaría en medio de ellos, ¡bendiciéndolos golpe por golpe!

Tales intentos de manipular las Sagradas Escrituras con fines frívolos son tergiversaciones vergonzosas que no dan crédito a quienes las emplean.


Obras Citadas

[1] Williams, Charles B. 1937. The New Testament in the Language of the People. Moody: Chicago, IL.

[2] Robertson, A. T. 1919. Historical Grammar of the Greek New Testament. Houghton and Stoughton: Londres, Inglaterra. p. 593.

[3] Mueller, T. 1999. Wycliffe Dictionary of Theology. Harrison, Bromiley, Henry, Eds. Hendrickson: Peabody, MA. p. 371.

[4] Lenski, R. C. H. 1943. The Interpretation of Matthew. Augsburg: Minneapolis, MN. p. 707.

Este artículo ha sido visto | This article has been viewed:

10 vistas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *