Saltar al contenido
Portada » Blog » 10 Principios para una adoración reverente

10 Principios para una adoración reverente

La adoración no es un ritual vacío ni una rutina más. Es un momento sagrado en el que nos presentamos ante Dios todopoderoso. Pero… ¿estamos adorando como Él quiere? A continuación, veremos 10 principios sencillos que debemos considerar en cada oportunidad que nos reunimos para adorar a Dios, y hacerlo con reverencia, gratitud, y conciencia.

  1. LLEGA TEMPRANO Y PREPÁRATE ESPIRITUALMENTE (Hebreos 10:22): Debemos acercarnos a Dios con corazón sincero, y que mejor que hacerlo con tiempo extra, habiéndonos preparado con antelación, para dar a Dios lo mejor de nosotros, y compartir con nuestra familia de la fe, desde temprano.
  2. VÍSTETE CON DECORO (1 Pedro 3:3-4): Así como nos preparamos cuidadosamente para una ocasión importante, ya sea una fiesta o entrevista de trabajo, ¿cuánto más debemos hacerlo al venir ante el Señor? La modestia no solo es no vestirse vulgar ni de manera ostentosa, sino también implica dar lo mejor a Dios, en el día más importante de la semana, y el evento más importante de ese día, nuestra adoración a Él.
  3. RECUERDA A QUIEN VIENES A ADORAR (Mateo 4:8-10): Sin importar que tan bien se vista, vea, o que tan buen orador sea el predicador, él no es ni debe ser el objeto de adoración. Tampoco lo son los hermanos a los que estamos más apegados en la congregación. Dios es el centro, el propósito y la razón por la que nos reunimos. Si Él no es el enfoque de nuestra adoración, todo lo demás pierde su sentido.
  4. INVOLUCRATE CON TODO TU CORAZÓN (Colosenses 3:23): No basta con estar presente físicamente. Nuestros corazones, que son nuestras mentes, deben estar conscientes y presentes, participando de cada acto de adoración con intención y devoción. Recuerda que Dios ve tu corazón, y sabe mejor que nadie si estás presente de verdad.
  5. CANTA CON ENTENDIMIENTO (1 Corintios 14:14-15): Nuestras alabanzas son para Dios, y como tales también implican enseñanza y reverencia. No se trata de cantar porque la tonada es agradable o me hace sentir bien. Si no prestamos atención a las palabras que pronunciamos al cantar, ¿qué edificación hay en ellas? Cantar con entendimiento es alabar a Dios, y si bien puede encontrarse emoción en hacerlo, debemos recordar que lo hacemos con propósito, reconociendo a quien y por qué lo alabamos
  6. ORA CON REVERENCIA Y ATENCIÓN (1 Timoteo 2:8): Si bien cuando estamos reunidos públicamente para adorar a Dios, un varón es quien dirige la oración, recordemos que en ese momento oramos como un cuerpo, como la iglesia del Señor, con un solo corazón. Quien dirige esa oración tiene una responsabilidad muy grande, porque lo hace en nombre de todos, tanto presentes como ausentes. Escuchar con atención es parte de nuestra responsabilidad durante este acto.
  7. ESCUCHA LA PALABRA (Hechos 17:11): Los de Berea fueron admirados por su disposición a escuchar y escudriñar la Palabra. La predicación no se trata de anécdotas, chistes, o el acontecer actual. Tampoco se trata de citar un pasaje de la Biblia al iniciar, y desconectarnos de Su Palabra por los siguientes 20 minutos. Se trata de proclamar la Palabra de Dios y que los corazones que la escuchan puedan tomar la mejor decisión de sus vidas. Es el momento en que Dios habla a su pueblo a través de las Escrituras y de la preparación y estudio diligente de quien predica en ese momento. Estemos atentos y preparados para escuchar y defender la sana enseñanza.
  8. DA GENEROSAMENTE Y CON PROPÓSITO (2 Corintios 9:7): Este es, quizás, el más descuidado de los actos de adoración entre la comunidad hispana. A veces es tratado como un tabú, sin embargo, debemos desconectarnos de la herencia religiosa distorsionada (pensar que hacemos rico al predicador con nuestra ofrenda); reconocer que, si bien hay limitaciones económicas reales, el mandato de dar como hemos prosperado sigue presente (1 Corintios 16:1-2); y que hace falta más enseñanza bíblica que aclare no solo la importancia de dar, sino por qué lo hacemos y cómo debemos de hacerlo, ayudándonos así a reconocer que contribuimos de esta manera en la obra del Señor. Cada ofrenda, sin importar su monto, demuestra nuestro agradecimiento a Dios, y también nos ayuda a afirmar: «Señor, confío en ti». Al dar con intención y alegría, adoramos no solo con palabras, sino con hechos.
  9. PARTICIPA DE LA CENA DEL SEÑOR CON DISCERNIMIENTO (1 Corintios 11:28-29): Puede que se trate de un simple trozo de pan sin levadura y de una copita de jugo de uva, pero no se trata de los elementos por sí, sino de porque estamos aquí participando de ellos. Participar indignamente de ellos es peligroso, y por ello debemos examinar nuestras vidas antes de tomarlos, y mantener nuestra mente enfocada en el sacrificio de nuestro Señor mientras los tomamos, recordando así lo que Dios ha hecho y ha prometido.
  10. VIVE COMO UN VERDADERO ADORADOR (Romanos 12:1): Si bien no todo en la vida es adoración, si es importante recordar que por reunirnos un par de horas el domingo no cumplimos con una de las opciones de nuestra lista de tareas para ese día, sino que nos llevamos lo que hicimos allí para seguir viviendo de una manera sacrificial, santa, y agradable a Dios cada momento de nuestras vidas. Sin duda, no somos cristianos solamente los domingos por la mañana.

Los primeros cristianos “perseveraban” (Hechos 2:42), es decir, estaban constantemente dedicados, se mantenían firmes, en agradar a Dios en todo. Hacer lo que ellos hicieron nos ayuda a vivir de manera reverente a Dios.

Dios no está buscando adoradores a medias, ni asistentes pasivos a un servicio de adoración, sino que busca por hombres y mujeres comprometidos, conscientes y transformados, que le adoren con todo su ser. Que no se diga de quienes adoramos que lo hicimos estando ausentes en espíritu. Seamos quienes tienen la actitud correcta (espíritu), y basan lo que hacen en el conocimiento correcto (verdad, ver Juan 4:23-24).

Los principios que hemos tratado en este breve estudio, no deberían de sorprendernos, a no ser que, en realidad, no seamos verdaderos cristianos. Al poner estos principios en práctica, adoraremos con reverencia y gratitud a quien se merece lo mejor de nosotros, hoy y siempre. Todo esto, nos lleva a preguntarnos, “¿Somos los adoradores que Dios busca?” Oro y espero en Dios que nuestra respuesta sea afirmativa, y que vivamos lo que proclamamos. ¡A Dios sea toda gloria!

Este artículo ha sido visto | This article has been viewed:

55 vistas
Etiquetas:

2 comentarios en «10 Principios para una adoración reverente»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *