Por Jameson Steward, traducido con permiso por Marlon Retana.
El artículo original, en inglés, se encuentra en este enlace.
La Cena del Señor -también conocida como comunión- es importante para la vida de un cristiano. Pero ¿qué significa la Cena del Señor? ¿Con qué frecuencia debe participar de esta un cristiano? Reflexionemos sobre estas preguntas y otras desde la Palabra de Dios.
¿Qué Significa la Santa Cena?
A. Nos recuerda lo que Jesús ha hecho por nosotros.
El pan representa el cuerpo de Jesús entregado por nosotros (1 Corintios 11:24), y el jugo de uva representa la sangre de Jesús y nos recuerda el nuevo pacto en Su sangre (1 Corintios 11:25).
Un pacto es un acuerdo vinculante y legal, un contrato. La sangre que Jesús derramó nos recuerda el nuevo pacto de Dios con nosotros por medio de la muerte de Jesús para redimir a todos los que pecaron – transgredieron los términos del primer “contrato” – para que los “llamados” pudieran recibir la promesa de Dios de vida eterna (Hebreos 9:15-28).
Jesús vino a “cumplir” la Ley y los Profetas (Mateo 5:17). Mientras que nosotros habíamos transgredido los términos del contrato, Jesús lo cumplió por completo. Jesús murió en nuestro lugar para que nosotros, que habíamos pecado, “fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21; Mateo 5:20).
B. Nos recuerda lo que Jesús hará por nosotros.
Comer la Cena del Señor es una proclamación de la muerte del Señor hasta que regrese de nuevo (1 Corintios 11:26). Jesús ya no está en la tumba, sino que está vivo y sentado a la derecha del trono de Dios.
“Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos”
Hebreos 8:1.
Un día, Él regresará para recibirnos a Él mismo en el lugar que Él ha preparado en la casa del Padre (Juan 14:1-4). Él regresará un día para reunir a Su pueblo a Sí mismo, y estaremos con Él para siempre (1 Tesalonicenses 4: 13-18).
¿Qué significa comer la cena del Señor de “manera indigna”?
Esta pregunta viene de lo que Pablo escribió en 1 Corintios 11:27. Él había reprendido a los corintios por cómo estaban manejando la Cena del Señor.
Había “divisiones y disensiones” entre ellos (1 Corintios 11:18-19). Parecen haber implementado un “orden jerárquico social”, y las personas más importantes estaban al frente de la fila y comían y bebían tanto de la Cena del Señor como querían, mientras que las personas al final de la fila podían no haber obtenido nada en absoluto (1 Corintios 11:21-22).
No se veían ni se trataban unos a otros como iguales en Cristo, ¡lo cual eran!
“pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”
Gálatas 3:26-28.
La Cena del Señor es una fiesta conmemorativa que declara la unidad del cristiano en Cristo, independientemente de quiénes seamos o de nuestro estatus social.
Pablo registro, “Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí” (1 Corintios 11:29). Juan registro, “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso” (1 Juan 4:20). Así que es necesario probarse “cada uno a sí mismo” (1 Corintios 11:28), y “examinarse” (1 Corintios 11:31).
Es imposible comer la Cena del Señor de una manera aceptable para Dios si estamos causando división en la iglesia o si albergamos amargura en nuestros corazones hacia nuestros hermanos.
¿Con qué frecuencia debemos comer la Cena del Señor?
Los primeros cristianos “perseveraban” o “se dedicaban continuamente [LBLA]” al partimiento del pan (Hechos 2:42). Esta es una referencia probable a la Cena del Señor, y este pasaje nos dice que la iglesia del Señor estaba dedicada a esto.
Pablo esperó en Troas para reunirse “el primer día de la semana” con la iglesia allí cuando se reunieron para partir el pan (Hechos 20:6-7). Su propósito al reunirse fue “partir el pan”, o comer la Cena del Señor.
La iglesia debía reunirse “el primer día de cada semana” (1 Corintios 16:2).
La iglesia del Señor en el Nuevo Testamento se reunía el primer día de cada semana, y su propósito principal era comer la Cena del Señor. Los cristianos de hoy también deben observar la Cena del Señor todos los domingos.
¿Por qué se supone que la Cena del Señor debe comerse en la reunión de la Iglesia?
Vivimos en una sociedad independiente e individualista, y eso no es necesariamente algo malo en sí mismo. Pero eso ha impactado el pensamiento de muchas personas sobre la iglesia hasta donde muchas personas piensan que el cristianismo es solo algo entre “Jesús y yo”.
La iglesia a veces se ve como opcional y no tan importante para la fe de alguien. Pero el Nuevo Testamento pinta una imagen muy diferente de la iglesia del Señor.
Jesús no solo murió para salvarnos individualmente, murió para hacernos parte de su familia (Efesios 2:19-20; Hebreos 2:11-13). Jesús derramó su sangre para comprar la iglesia.
“Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”
Hechos 20:28.
Al corregir la actitud equivocada que la iglesia en Corinto tuvo al comer la Cena del Señor (1 Corintios 11:17-22), Pablo menciona repetidamente su “reunión” (v. 17, 18, 20, 33).
La Cena del Señor no es para comerla solo en casa, sino junto con el Cuerpo de Cristo. La Cena del Señor es un recordatorio de la comunión de los cristianos con Jesús y entre sí.
¿Cómo puedo comer la Cena del Señor de una manera digna?
No se me ocurrió esta lista, pero creo que está bien fundamentada en las Escrituras.
A. Mire hacia atrás.
Reflexione sobre lo que Jesús ha hecho por usted por medio de Su muerte en la cruz, y recuerde que Su muerte le ha traído el perdón de los pecados y la vida eterna.
B. Mire hacia afuera.
Considere a su familia en Cristo y cómo todos somos uno juntos en Jesucristo.
C. Mire hacia arriba.
Reconozca que Dios nos ha dado vida junto con Cristo por Su gracia, nos ha resucitado juntos y nos ha hecho sentarnos juntos en los lugares celestiales en Cristo Jesús (Efesios 2:4-7).
D. Mire hacia adentro.
Examínese y júzguese sobre sí estamos siguiendo fielmente a Jesús y amando a nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
E. Mire hacia adelante.
Anticipe el regreso de Jesús y la esperanza que tenemos con Él en el cielo por toda la eternidad.