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Cuida Tu Boca … y Tus Oídos También

¿Qué tiene que ver una pareja de ancianos con el tema de este artículo? Un viejo refrán dice “El que no oye consejo no llega a viejo”. El sabio Salomón escribió algo muy similar, “Escucha el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez” (Proverbios 19:20). Este autor agradece que, en algunas ocasiones, amados hermanos se acerquen a él buscando consejo en algunos temas. Este autor los dirige directamente a la Biblia como fuente de respuesta, o, en el caso de no tener una respuesta en ese momento, les pide que esperen un par de días para obtener una respuesta Bíblica adecuada. Este artículo es el resultado de una de esas preguntas, ya que hace un par de días, un amado hermano le preguntó a este autor sobre “chistes con doble sentido”.

De acuerdo con la Real Academia Española, un juego de palabras es el “empleo de palabras, por gracia o alarde de ingenio, en sentido equívoco o en varias de sus acepciones, o de dos o más que solo se diferencian en alguna o algunas de sus letras.”[1], y un chiste es “Dicho u ocurrencia agudos y graciosos.”[2].

No hay nada malo en pasar un buen rato y compartir algunas risas con la familia, amigos y hermanos en Cristo. El problema está en lo que se está diciendo. Puede haber algunos juegos de palabras muy inocentes o chistes hechos por gente que conocemos, pero hay otros que son totalmente inapropiados, y eso es lo que vamos a discutir en este breve estudio.

El apóstol Pablo a los hermanos de Éfeso escribió:

“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis, pues, partícipes con ellos [énfasis añadido, MR]” 

Efesios 5:1-7.

Hay cosas que Dios ama, y otras que Él aborrece. Los Santos, los que están separados del mundo, por lo tanto, los que son parte del cuerpo de Cristo, su iglesia (Efesios 1:22-23) no pueden participar en la fornicación, la inmundicia, y avaricia. Pero prestemos atención al versículo 4 y hagamos un breve estudio de las cuatro cosas que se mencionan.

Palabras deshonestas.

La palabra griega usada por el apóstol Pablo que ha sido traducida como “palabras deshonestas” en la versión Reina Valera, es mejor traducida en La Biblia de Las Américas como “obscenidades”, y se utiliza solamente en este versículo en todo el Nuevo Testamento. Su significado tiene que ver con algo bajo, indecoroso, vergonzoso, y en este pasaje es con respecto a la obscenidad, algo totalmente opuesto a la pureza con la que el Cristiano debe vivir. Es muy interesante encontrar que en diccionarios comunes al buscar la palabra “deshonesto” encontramos definiciones cortas como “grosero”, “descortés”, “indecoroso”. Si buscamos “obsceno”, encontramos “impúdico”, “ofensivo al pudor

Probemos las siguientes preguntas,

  1. ¿Debe un Cristiano hablar “obscenidades”?
  2. ¿Debe un Cristiano hablar “groserías”?
  3. ¿Debe un Cristiano hablar “descortésmente”?
  4. ¿Debe un Cristiano hablar “ofensas al pudor”?

La respuesta a estas preguntas es simple, no. El diccionario define pudor como “honestidad, modestia, recato”[3]. Si el mundo claramente reconoce la palabra obscenidad como algo ofensivo al pudor, ¿por qué un Cristiano debe participar en este tipo de conversaciones? Esto sin duda no agrada a Dios.

Unas líneas antes, el apóstol Pablo escribió,

“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” 

Efesios 4:29-30.

Amados hermanos y lectores, no entristezcamos a Dios con palabras sucias saliendo de nuestras bocas, no sirven para edificar solo para destruir. Amémonos unos a otros y recordemos que Jesucristo pagó un precio gigantesco para limpiarnos de nuestros pecados, ¿por qué entonces seguir ensuciándonos? Dejemos de tener ese tipo de conversaciones.

Necedades.

Hay una frase que durante los años ha sido atribuida a Abraham Lincoln, Mark Twain, y muchos otros, que dice “Es mejor estar callado y parecer estúpido que abrir la boca y disipar las dudas”. Volviendo al hombre que pidió y obtuvo sabiduría de Dios, Salomón escribió:

“El que ahorra sus palabras tiene sabiduría; de espíritu prudente es el hombre entendido. Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; El que cierra sus labios es entendido” 

Proverbios 17:27-28.

La palabra griega μωρολογία (morología) sólo se encuentra una vez en el Nuevo Testamento, y es en Efesios 5:4 donde ha sido traducida como necedades. Implica el concepto no sólo de decir palabras tontas, sino de seguir usándolas y diciéndolas. Una de sus raíces, μωρός (mōros) se encuentra 13 veces en el Nuevo Testamento.

El sentido de “necio/insensato”, denotando “estupidez sin sentido”, se indica en relación a la acusación de Jesús hacia los fariseos en Mateo 5:22; 23:17ss. De manera similar, Pablo exhorta a sus compañeros creyentes a evitar participar en controversias o argumentos “insensatos” en 2 Timoteo 2:23, Tito 3:9. Las personas que carecen de discernimiento espiritual son descritas como “insensatas” en Mateo 7:26; 25:2ss.[4]

Stephen D. Renn, p. 402.

El sabio Santiago escribió,

“Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” 

Santiago 1:19-21.

¿Estamos pensando antes de hablar? ¿Estamos dispuestos a escuchar esas palabras que salen de nuestras bocas? ¿Estamos contentos de escuchar las mismas palabras que vienen de la boca de otra persona a nuestros oídos? ¿Tiene esto sentido? El apóstol Pablo, inspirado por Dios, escribió que hablar tontamente o decir necedades no es conveniente, y eso es muy simple de comprender y recordar.

Truhanerías.

De acuerdo con la Real Academia Española, un truhan es una persona “que con bufonadas, gestos, cuentos o patrañas procura divertir y hacer reír”[5]. Por lo que es sinónimo de un bufón. Vamos a lo que W. E. Vine en su Diccionario Expositivo tiene que decir acerca de la palabra en estudio,

eutrapelia (εὐτραπελία, G2160), denota propiamente ingenio, agudeza, versatilidad (lit: de fácil giro; de eu, bien, y trepo, girar). Se empleaba en sentido literal para describir los movimientos rápidos de simios y de personas. Pericles habla de los atenienses de su época (430 a.C.) como distinguidos por una feliz y graciosa «flexibilidad». En el siglo siguiente, Aristóteles emplea el término de «versatilidad» en el toma y daca de las relaciones sociales, de rápidos intercambios. En el siglo sexto a.C., el poeta Píndaro habla de un Jasón como nunca empleando una palabra de «vana ligereza», significado que se aproxima a su empleo más posterior. Su significado ciertamente fue deteriorándose, y vino a denotar una cruda manera de hablar, bellaquería, traducido «truhanerías» en Efesios 5:4, donde sigue a morologia, traducido «necedades».
Nota: En la VM, en este mismo pasaje, morologia y eutrapelia se traducen, respectivamente: «truhanerías» y «chocarrerías»; la NVI traduce «conversaciones necias» y «burlas groseras». [6].

Cuando Lot le informo a sus futuros yernos acerca de la destrucción de Sodoma, a ellos les pareció burla. El rey David escribió acerca de los que se burlaban sobre él en el Salmo 35:15-16. El profeta Isaías, mientras condenaba la idolatría en Israel, dijo a los que no andaban en el camino de Dios, “¿De quién os habéis burlado?” (Isaías 57:4).

Algunas personas cuando se burlan de alguien más y encuentran que esa persona se ofendió, vuelven a ellos, y dicen algo así como “No pensaba que te ibas a molestar tanto, solo lo dije bromeando”. ¿Qué necesidad tiene un Cristiano fiel de disculparse por una broma “inocente”? Probablemente la respuesta está en que no era una broma inocente. ¿Qué escribió el sabio Salomón sobre esta situación?

“Como el que enloquece, y echa llamas y saetas y muerte, tal es el hombre que engaña a su amigo, y dice: Ciertamente lo hice por broma” 

Proverbios 26:18-19.

Queridos hermanos y lectores, muchas veces decimos cosas sin pensar en ellas, o probablemente pensando que serán graciosas, pero no lo son. Dios no quiere que nosotros participemos en tales prácticas. Si vamos a contar un chiste, vamos a pensarlo dos veces antes de hacerlo, y vamos a asegurarnos de que es limpio y que traerá una risa inocente de los que lo oyen. Esto no se trata de ser fuerte o débil, o que un hermano puede tolerar ese tipo de bromas o no. El problema es que, al participar en tales nos volvemos tropezadero no sólo de aquellos que oyen nuestros “juegos de palabras”, sino también de nosotros mismos. Como escribió el apóstol Pablo, palabras deshonestas, necedades y truhanerías no son convenientes para los Santos, pero las acciones de gracias si lo son.

Acción de gracias.

¿Oraste hoy? ¿Diste gracias a Dios por haberte permitido estar vivo un día más? ¿Diste gracias a Dios por permitirte tener ropa, comida, refugio y familia? ¿Diste gracias por la oportunidad de tener un trabajo, o de ir a la escuela?

“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. … Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” 

Colosenses 3:16-17, 23-24.

Recordemos siempre dar gracias a Dios por todo lo que Él nos da y lo que hace por nosotros. La vida Cristiana es una vida maravillosa. Recordemos que estamos en este mundo para obedecer a Dios antes que a los hombres (Hechos 5:29). Que nuestras palabras y acciones sean glorificar, exaltar y alabar Su Nombre.

Conclusión.

El título de este artículo indica claramente que debemos cuidar nuestras bocas (lo que decimos), pero también nuestros oídos (lo que oímos). Debemos tener cuidado no sólo en lo que decimos, pero también lo que oímos. Si el programa de radio o la música que está tocando está lleno de palabras deshonestas, necedades y truhanerías, tenemos que apagarlo. Si un amigo, colega o incluso un hermano está hablando de esa manera, debemos reprenderlo y hacerles saber que deben dejar de hablar de esa manera, si no desean detenerse, entonces no debemos escuchar, y por ende, dejar esa conversación. Recordemos, “No erréis; las malas conversaciones [compañias, MR] corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33).

Queridos hermanos, no nos olvidemos nunca de las palabras de nuestro Salvador,

“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” 

Mateo 5:14-16.

El mismo hombre inspirado que escribió la carta a los Efesios también escribió palabras similares a los hermanos en Colosas,

“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno [énfasis añadido, MR]” 

Colosenses 3:5-10.

Una vez que obedecemos el Evangelio, somos una nueva criatura, estamos en Cristo, somos la luz de este mundo, debemos dar el ejemplo a los perdidos, con el fin de ayudarles a darse cuenta de su situación y vengan al arrepentimiento y a la obediencia a la voluntad de Dios. Si participamos en charlas obscenas, en bromas con un significado sexual, en palabras que desalientan a las personas más que animarlas a hacer lo que es correcto, estamos haciendo mal, y lamentablemente, como hemos leído, no tendremos ninguna herencia en el Reino de Dios. Recordemos que somos Santos, separados de este mundo, y si el mundo quiere que participemos en esas prácticas, no podemos y no debemos hacerlo. Puede ser el caso de que, en algún momento, hayamos participado en la práctica de esto, lo bueno es que Dios nos ha permitido el tiempo para arrepentirnos de ello, y, como nuestro Señor dijo a la mujer sorprendida en el acto de adulterio, debemos irnos y no pecar más (Juan 8:11).

¡Dios te bendiga ricamente!

Referencias

[1] “juego de palabras”, Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, http://dle.rae.es/?id=MaS6XPk

[2] “chiste”, Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, http://dle.rae.es/?id=8uGDUv7

[3] “pudor”, Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, http://dle.rae.es/?id=UZQdTM8

[4] Renn, Stephen D. Editor. Entry for ‘Fool, Foolish, Foolishness’. Expository Dictionary of Bible Words, p. 402. Traducido por este autor.

[5] “truhan”, Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, http://dle.rae.es/?id=apsl99G

[6] Vine, W.E. Entrada para ‘truhanería’. Diccionario Bíblico Expositivo de Palabras del Antiguo y Del Nuevo Testamento.

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