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¿Son Las Diversas Denominaciones Ramas De La Vid Verdadera?

Por Bob Prichard, traducido con permiso por Marlon Retana.
El artículo original, en inglés, se encuentra en este enlace.


Jesús se identificó a sí mismo como la vid: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador” (Juan 15:1). Explicó que la obra de las ramas es dar fruto, advirtiendo que, “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto” (15: 2).

Algunos sugieren que esta parábola es una imagen de la iglesia contemporánea, con todas las diversas denominaciones que forman la iglesia del Señor. A veces se muestra en forma de árbol, con varias ramas que representan cómo los diferentes grupos religiosos se han desarrollado entre sí. Sin embargo, el texto revela que las ramas [pámpanos o sarmientos, MR] no son las diferentes sectas religiosas de la “cristiandad”, sino que se trata de Cristianos individualmente.

En Juan 15, Jesús les habla a los apóstoles como individuos, no como grupos religiosos. El énfasis está en lo que debe hacer el discípulo como individuo.

“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”

Juan 15:5-8.

Los discípulos son los “pámpanos”. Estos son personas, no iglesias (“El que en mí no permanece”).

Los pámpanos o ramas deben dar frutos para el agricultor. La fecundidad es el producto de una vida cristiana y proviene únicamente de permanecer en Cristo. La rama no puede dar fruto por sí misma, “porque separados de mí nada podéis hacer” (15:4-5).

Sin embargo, lo que podemos hacer en Cristo es ilimitado. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). La clave es estar en Cristo, permanecer en él. Pablo dijo: “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos” (Gálatas 3:27).

Cristo no quería que sus seguidores se dividieran en varios grupos y denominaciones religiosas. Mientras se preparaba para la cruz, oró:

“Mas no ruego solamente por éstos [los apóstoles], sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”

Juan 17:20 –21.

Él quiso que todos los que creen en el testimonio de los apóstoles estuviesen unidos.

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