De acuerdo con la Real Academia Española, una de las definiciones de la palabra “influencia” es, “Persona con poder o autoridad con cuya intervención se puede obtener una ventaja, favor o beneficio [énfasis añadido, MR]”[1].
¿Qué influencia somos para el mundo como Cristianos? Es lo que este autor desea discutir brevemente.
Jesucristo nos ordena a ser luz, y que esa luz alumbre delante de los hombres, para que vean nuestras buenas obras (Mateo 5:14-16). Él mismo nos afirma por qué deben llevarse a cabo estas buenas obras, para glorificar a nuestro Padre que está en los cielos. El Cristiano debe hacer el bien, no por el simple propósito de ser visto por otros, y que piensen “oh, que buena persona”, sino porque es lo correcto, de allí el que nuestro Señor nos ensenó que “no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha” (Mateo 6:3). Por más que este mundo trate de mostrar lo contrario, la Palabra de Dios es clara, y no hay convivencia entre la luz y la oscuridad:
“Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad”
1 Juan 1:5-6.
La verdad es la Palabra de Dios (Juan 17:17). La Biblia es el medio por el que Dios nos enseña y guía acerca de como debemos actuar.
El apóstol Pablo, en su carta a los hermanos en Colosas, resume este pensamiento,
“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”
Colosenses 3:17.
Anterior a este pasaje, el apóstol dice “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros …” (Colosenses 3:16). Para poder saber lo que Dios espera que haga, sea de palabra o de hecho, necesito estudiar Su palabra, solo así podre saber que involucra el “todo” que es autorizado por (“en el nombre de”) nuestro Señor Jesús. Solo así, podre comprender esa forma de gratitud que debo a mi Creador.
Mas, el conocimiento no basta, muchos pueden saber mucho, pero si no lo practican en nada les es bueno ¿Quién contrata un abogado en quien no mora en abundancia las leyes del país para defenderle? ¿Quién busca un médico en que no mora la abundancia de conocimiento sobre el cuerpo humano y lo que es necesario para la salud del mismo? Entonces, ¿quién puede creer en una persona que dice ser Cristiana mas la palabra de Dios no mora en ella ni de conocimiento, ni en actos? No nos dejemos engañar, muchos ateos (e incluso Satanás) saben más Biblia que muchos Cristianos.
El término “influencer” (influenciador) es muy popular en nuestros días. Se le considera incluso como una profesión. Es aquel que tiene una gran lista de seguidores en redes sociales. Es aquel cuyo contendido publicado es visto por miles. Se les considera personas con conocimiento, prestigio, y presencia, ya que influyen en el comportamiento de muchos.
Amados hermanos y amigos, seamos influenciadores por Cristo. Dediquémonos a dejar esa huella en el mundo. Seamos esas personas que quienes ven, vean a Cristo. Ese es el propósito del nombre que llevamos, “Cristianos”, que simplemente significa “seguidores de Jesús”. El apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo lo expresa de una forma muy simple de leer y comprender:
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí [énfasis añadido, MR]”
Gálatas 2:20.
Utilicemos los medios que tenemos para proclamar la verdad del evangelio. Vivamos para Cristo y no para nosotros. Cristo nos ordenó a ir por todo el mundo y predicar el evangelio (Marcos 16:15). Hablémosle de Cristo a nuestros familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, y demás conocidos. En el mundo digital en que vivimos, compartamos pasajes bíblicos, devocionales, exhortaciones, sermones, y demás contenido sano en doctrina a través de nuestras redes sociales. Si tenemos tiempo para compartir una foto de lo que vamos a comer, de un tierno gatito, o de un chiste, también tenemos tiempo para compartir el mensaje de salvación. Un viejo dicho dice, “Luz de la calle, oscuridad de la casa”. El Cristiano debe ser luz no importa en donde este, luz de la calle, luz de la casa, luz en los servicios de adoración, luz en su vida social.
Ejerzamos una buena influencia, amados hermanos y amigos. Más que obtener una ventaja, favor o beneficio para nosotros mismos, al ser la influencia que este mundo necesita, le damos a este esa ventaja, favor, o beneficio. En palabras de nuestro Salvador, “Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35).
Dejemos nuestra luz brillar delante de lo hombres, que vean las buenas obras que hacemos por nuestro Señor, y así, todos, en conjunto, glorifiquemos a nuestro Padre en los cielos.
Dios te bendiga ricamente hoy y siempre.
Referencias
[1] influencia, Real Academia Española, https://dle.rae.es/?id=LXZPs0x