Por Neal Pollard, traducido con permiso por Marlon Retana.
El artículo original, en inglés, se encuentra en este enlace.
Jesús conoció la tentación. El escritor de Hebreos hace ese punto sobre Él al asegurarnos que Él, como nuestro Sumo Sacerdote, sabe exactamente por lo que estamos pasando en esta vida (2:18; 4:15). Su sufrimiento le permite simpatizar. Me reconforta saber que Él comprende, ya que Él es como yo (Hebreos 2:17). Lucas (4:1-13) registra este momento significativo y fundamental en la vida de Jesús antes de comenzar su ministerio público. Me da la comprensión necesaria de quién es Jesús y me ayuda a pelear la batalla común contra las tentaciones de mi carne, mis ojos y mi vanagloria.
La tentación golpea a los que tienen una relación saludable con dios.
Para ser claros, la tentación golpea a todos (Hebreos 4:15). Pero, a veces llegamos a la conclusión de que no es tan mala ni tan frecuente para los espiritualmente fuertes. Aquí está el perfecto Hijo de Dios, descrito como lleno del Espíritu Santo y guiado por el Espíritu (v. 1), que se encuentra con el tentador (v. 2). Ser espiritualmente fuerte puede ayudar a que navegar la tentación sea más fácil de lo que es para aquellos que viven según la carne (Romanos 8:5-14), pero nadie estaba más cerca de Dios y más sano espiritualmente que Jesús mientras caminaba por la tierra. Cuán útil es considerar esta advertencia por Pablo: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12).
La tentación golpea en áreas predecibles.
Juan clasifica la tentación en tres categorías principales: “los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida” (1 Juan 2:16). Lucas, metódico como lo fue, enumera la tentación de Jesús en ese mismo orden (también lee Mateo 4:1-11). La serpiente, acercándose a Eva, debe haber apelado a estas mismas áreas en el principio (Génesis 3:6). El diablo no tiene por qué complicarse más que esto porque estas avenidas son abrumadoramente efectivas para él. Aunque este y otros pasajes revelan las intenciones y los esfuerzos del maligno, somos plenamente responsables de cómo respondemos ante la tentación (Santiago 1:13-15). Debemos asumir la responsabilidad de cómo manejamos la tentación.
La tentación golpea cuando somos vulnerables.
Jesús ha pasado 40 días incomprensibles sin comida cuando se encuentra con el diablo (v. 2ss). El diablo va directo a esta zona susceptible. Piensa en los momentos en los que no descansó lo suficiente, enfrentó estrés y presión, estuvo enfermo o se sintió mal y otros momentos difíciles. Estas pueden convertirse fácilmente en puertas que abrimos al pecado. Todos experimentaremos debilidad física y emocional. Debemos ser conscientes de que estos conducen a una exposición espiritual.
La tentación puede hacer que cuestionemos lo que sabemos.
Dos veces, el diablo usa declaraciones condicionales para intentar crear dudas. Primero, dice, “Si eres Hijo de Dios” (v. 3). Él puso en duda la identidad de Jesús. Luego, dice, “Si tú postrado me adorares” (v. 7). Él busca que Jesús cuestione su lealtad. No se trataba de lo que Jesús sabía intelectualmente, sino que Jesús habitaba en la carne (Juan 1:14; Hebreos 2:14). Ten en cuenta que la tentación también nos hará cuestionar cosas que sabemos. Eso incluye nuestra exaltada identidad y nuestra verdadera motivación.
La tentación es contrarrestada por una herramienta omnipotente.
Jesús gana sus batallas contra el diablo y la tentación apoyándose en la verdad. Hay 86 citas de Deuteronomio en el Nuevo Testamento, y Jesús cita este libro en referencia tras cada una de las tentaciones del diablo (8:3; 6:13; 6:16). El conocimiento y el manejo adecuados de las Escrituras ayudan incluso cuando los enemigos de la verdad, incluso el diablo, tratan de hacer un mal uso de las Escrituras contra nosotros (como lo hace con Jesús, aplicando mal el Salmo 91:11-12). La Escritura es el arma de Dios, dada a nosotros, no para cortar y mutilar a otros, sino para luchar contra la tentación y rechazar las mayores amenazas a nuestra fe y alma (Hebreos 4:12; Efesios 6:17).
Es maravilloso contemplar un día en el que la tentación estará permanentemente en tiempo pasado (véase Apocalipsis 21:1ss; 1 Corintios 15:55-58). Hasta entonces, nos beneficiamos mucho al ver cómo Jesús enfrentó la perdición de la tentación. También nos ayuda a apreciar lo que Él soportó para darnos la salvación.
Arte de Portada: “Has been in desert” por Vasily Polenov (1909). Dominio Público, wikiart.org
Muchas gracias hno. Marlon
Por compartir sus estudios biblicos Dios le continue bendeciendo y llenando de sabiduria para edificacion en el Reino de nuestro Padre celestial y de su amado Hijo nuestro Señor y salvador Jesucristo
Hola. Muchas gracias por su mensaje, a Dios sea la gloria siempre. Muy agradecido con Dios por la oportunidad de escribir y/o traducir artículos de hermanos que comparten de sus estudios con nosotros.
Gracias por compartir hermano
Con mucho gusto hermana, todo sea para dar gloria a Dios y aprender más de Su Palabra.