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Algunas Preguntas Sobre El Divorcio y Segundas Nupcias

Por Wayne Jackson, traducido con permiso por Marlon Retana.
El artículo original, en inglés, se encuentra en este enlace.


[NOTA DEL TRADUCTOR]: Recientemente, un hermano me visitó y consulto acerca de este tema, mientras estudiaba al respecto, encontré este gran artículo por parte del hermano Wayne Jackson, el cual cubre en gran manera preguntas que son bastante similares a las que, como predicadores, solemos recibir por parte de los hermanos en la congregación. Espero que esta traducción sea de ayuda a quienes se hacen las mismas preguntas, ¡Dios los bendiga!


Las siguientes preguntas tratan sobre el tema general del matrimonio y el divorcio.

Recientemente se ha avanzado el punto de vista que cuando dos personas solteras cometen fornicación, por ese acto están «casadas» y deben permanecer juntos de por vida. ¿Responderías a esto?

Esta idea es tan absurda que uno sólo puede preguntarse cómo ha visto la luz del día. ¿Qué tan perverso puede ser confundir el matrimonio con la fornicación?

La respuesta más rápida y breve a esta pregunta sería un llamamiento a 1 Corintios 7:1ff. Este pasaje fue escrito a Cristianos relativamente nuevos en una iglesia Griega en el antiguo Corinto. Esta ciudad era muy “flexible” moralmente hablando. La promiscuidad sexual era común.

Algunos de estos nuevos Cristianos tenían historiales muy inmorales, pero sus pecados pasados ya habían sido lavados (1 Corintios 6:9-11). Como Cristianos, se les enseñó que ahora deben permanecer sexualmente puros.

Pero, ¿qué podían hacer para evitar ceder a sus deseos y cometer fornicación? La respuesta de Pablo es la siguiente: “cásense” (1 Corintios 7:9).

Si la fornicación es lo mismo que estar casado, lógicamente la declaración de Pablo tendría que leer, “para prevenir el matrimonio, cásese” — lo cual, por supuesto, no tiene sentido.

¿O esto? Si dos homosexuales fornican, ¿están casados? Si un hombre es infiel a su esposa por cometer fornicación, ¿entonces tiene dos esposas?

¡Esta teoría está completamente nula de mérito!

Esta idea perversa, sin duda, tuvo su origen con la afirmación de Pablo de que el hombre que se une a una ramera se convierte en “un cuerpo con ella” (1 Corintios 6:16). Pero lo que los defensores de esta posición no entienden, es que las palabras pueden significar diferentes cosas en contextos variables.

Por ejemplo, se dice que Dios y Cristo son “uno” (Juan 10:30). Además, un hombre y su esposa son “uno” (Efesios 5:31). Pero estos dos “unos” ciertamente no se utilizan en el mismo sentido.

Un marido y una esposa se convierten en “una sola carne” a través de la unión sexual en virtud de la relación de pacto en que han entrado (Génesis 2:24; Mateo 19:6; cf. Ezequiel 16:8). No hay relación de pacto alguna en la fornicación.

El término “uno” se emplea en 1 Corintios 6:16 en un sentido limitado.

En el acto sexual de la fornicación, dos cuerpos se unen y así se convierten en uno en el pecado — no uno en el matrimonio. El fornicador es uno en el carácter con la ramera con que se envuelve. No hay distinción moral alguna entre los dos pecadores.

Mi marido me ha dejado. Descubrí en su ordenador más de 800 imágenes pornográficas y solicitaciones a mujeres (y hombres también) para sexo, con fechas y horas de reunión. Ha actuado de manera lasciva ante nuestras hijas en varias ocasiones. Tengo una gran razón para creer que ha sido infiel, pero no puedo probarlo. Algunos dicen que no tengo derecho a un divorcio a menos que lo atrape en el mismo acto. ¿Puedes ayudarme con esto?

La Biblia enseña que no hay sino una sola causa para el divorcio y segundas nupcias — la de fornicación por un cónyuge contra una víctima inocente (Mateo 5:32; 19:9).

Ninguna persona razonable contendería que una esposa tendría que ver el acto concreto antes de que pudiera tener pruebas suficientes para presentar un divorcio bíblico. De hecho, probablemente sería raro que un esposo o esposa pudiera aprehender al adúltero “en el mismo acto”.

La parte ofendida debe tener un caso suficientemente fuerte, sin embargo, para estar satisfecha en su propia mente, de modo tal no se quede con la duda por el resto de su vida – si él o ella decide casarse nuevamente.

Debo decir que en este caso parece haber una preponderancia de evidencia circunstancial de actividad sexual por parte de este hombre con otras personas. Creo que sería muy improbable en este caso que su actividad ilícita se haya limitado a las imágenes de la computadora. Pero este es un juicio que el cónyuge violado tendría que hacer.

Nuestros corazones están con quienes hayan sido víctima de tal abuso.

Siempre me han enseñado que sólo hay una causa para un divorcio con el privilegio de casarse nuevamente, y es cuando el compañero de una persona comete fornicación, pero nuestro predicador dice que la fornicación es cualquier tipo de infidelidad. Así si su esposo es infiel (como abandonar la iglesia), usted es libre de divorciarse y casarse nuevamente.

Desafortunadamente su predicador parece ser uno de los muchos que se han convertido en adeptos a torcer las Escrituras (2 Pedro 3:16) para justificar una visión novedosa y comprometedora del divorcio y segundas nupcias.

“Fornicación” e “infidelidad” no son términos sinónimos. Toda fornicación es infidelidad, pero no toda infidelidad es fornicación.

En definitiva, cualquier pecado es un acto de infidelidad. Ciertamente el pecado — cualquier pecado, uno o muchos — nunca puede ser visto como fidelidad. Todo pecado es serio.

Sin embargo, si la “fornicación” mencionada en Mateo 5:32 y Mateo 19:9 es una referencia a la infidelidad en general, entonces cualquier esposo o esposa podría divorciarse de su compañero(a) en cualquier ocasión para cualquier pecado, por ejemplo, mentir, perder el temperamento, abandonar la asamblea, no dar como ha prosperado en el día del Señor, etc.

Pero como todas las personas son pecadoras (1 Juan 1:8), eso sugeriría que los infieles tienen el derecho de divorciarse de los infieles, y luego casarse con un nuevo cónyuge infiel.

Es cierto que a veces el término “adulterio” se usa figurativamente en la Biblia para representar lo mundanal (cf. Santiago 4:4), o lujuria (2 Pedro 2:14). Sea como sea, la verdadera pregunta es esta: ¿Cómo se usa el término “fornicación” en Mateo 19:9?

Es evidente que se emplea en su sentido literal. Tal es evidente por el hecho de que los discípulos (que estaban acostumbrados a la política flexible de divorcio del régimen mosaico — Mateo 19:8) expresaron la opinión de que la ley de Cristo era demasiado rigurosa.

Jesús les informó que algunos podrían encontrarla demasiado exigente — en cuyo caso podrían vivir como “eunucos”. Esto obviamente define la “naturaleza de la fornicación” en este contexto.

Ya que el Nuevo Testamento enseña que la única causa justificada para un divorcio es la fornicación por parte de un compañero, ¿qué dee hacer una mujer cuyo marido bebe, la golpea en ocasiones, y abusa verbalmente de ella constantemente?

Nadie está obligado a sufrir el abuso de la mano de un matón insensible.

Una mujer tiene derecho a la seguridad, tanto física como emocionalmente. Si su bienestar está en peligro por abuso físico o su estabilidad emocional es devastada por un asalto verbal constante, ella tiene el derecho perfecto de encontrar un lugar de refugio y paz.

Pablo se ocupa de una circunstancia un poco similar a esta en 1 Corintios.

Supongamos este caso. Una mujer pagana se convierte en Cristiana, pero su marido no tiene interés en el cristianismo. ¿Qué debería hacer?

El apóstol dice que, si su cónyuge “consiente en vivir con ella”, no debe abandonarlo. Ella debe permanecer en la relación con el fin de convertirlo a Cristo (1 Corintios 7:13-14).

Pero, ¿qué pasa si el incrédulo no consiente en la relación (como ciertamente se vería reflejado por conducta abusiva)?

Pablo sugiere que, en circunstancias extremas, podría necesitar abandonar el acuerdo de vivienda “bajo el mismo techo”. Pero en tal caso (sin implicarse en ninguna fornicación), “si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido” (1 Corintios 7:11).

Otra palabra de precaución, sin embargo, debe ser tenida en cuenta. Una esposa debe estar muy segura de que no ha contribuido abiertamente al descontento de su compañero. Si ese fuera el caso, su partida sería bastante injustificada.

El apóstol ve la posibilidad de separación (en un matrimonio no contaminado por la fornicación) y la posible reconciliación, pero no ofrece licencia para el divorcio y segundas nupcias bajo ninguna de estas condiciones.

Si un esposo abandona a su esposa (o viceversa), esta no está obligada a estar “esclavizada” [ver “sujeto a servidumbre”, 1 Corintios 7:15] a esta persona desconsiderada que ha abandonado sus responsabilidades matrimoniales.

¡El matrimonio no está diseñado para ser una institución comparable a la esclavitud!

Si el compañero que se va es sexualmente infiel, el compañero traicionado podría tomar ventaja de la disposición de Mateo 19:9. De lo contrario, el vínculo permanece intacto.

El abuso por sí solo no rompe el matrimonio (cf. Ezequiel 16:38). Sólo la infidelidad sexual puede hacer eso. El Cristiano consciente navegará con cuidado a través de las aguas turbulentas de las discordias domésticas, y buscara en su propia alma por la posible culpabilidad.

Referencias Bíblicas

1 Corintios 7:1; 1 Corintios 6:9-11; 1 Corintios 7:9; 1 Corintios 6:16; Juan 10:30; Efesios 5:31; Génesis 2:24; Mateo 19:6; Ezequiel 16:8; Mateo 5:32, 19:9; 2 Pedro 3:16; Mateo 5:32; Mateo 19:9; 1 Juan 1:8; Santiago 4:4; 2 Pedro 2:14; Mateo 19:8; 1 Corintios 7:13-14; 1 Corintios 7:11; 1 Corintios 7:15; Ezequiel 16:38.

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