Por Dan Winkler, traducido con permiso por Marlon Retana.
El artículo original, en inglés, se encuentra en este enlace.
¿Cuál es el mejor regalo de Navidad que has dado? ¿Qué es lo mejor que has recibido? La respuesta a ambas preguntas es fácil para mí. El mejor regalo que he hecho y el mejor regalo que he recibido llegó el mismo año. Era Navidad de 1970. Le di a mi novia de la secundaria un anillo de compromiso. ¡Ella me dio su corazón!
¿Alguna vez has pensado en el mayor regalo que Dios ha dado? Nos ha dado mucho.
- El regalo o don del Espíritu Santo (Hechos 2:28; 5:32).
- El regalo o don de justicia [tener razón con Dios] (Romanos 5:17).
- El regalo o don de la vida eterna (Romanos 6:23).
- El regalo o don de la salvación (Efesios 2:8).
- El regalo o don de la gracia (Efesios 4:7).
“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces” (Santiago 1:17), pero el mayor de ellos es el regalo indescriptible [don inefable] del Hijo de Dios, Jesús (2 Corintios 9:15).
Por solo un minuto, permítame lo siguiente. Hagamos, respetuosamente, cuatro comparaciones entre Dios dándonos a Jesús y la alegría de nuestro intercambio de regalos de Navidad.
Comparación # 1 – El Pensamiento
Estoy seguro de que has escuchado a alguien decir: “Lo que cuenta es la intención/el pensamiento”. Realmente lo es. Cuando abres un regalo de Navidad y ves que alguien pensó en tus necesidades, tus deseos y tus gustos, da una impresión duradera.
En comparación, mucho pensamiento se dio por parte de Dios al darnos el regalo indescriptible de su Hijo. Planeaba darnos este regalo “antes de la fundación del mundo” (Efesios 1:4). ¡Trata de envolver tu mente con eso! Yo no puedo, pero ciertamente me hace sentir especial.
Comparación # 2 – El Envolver Regalos
Un año para Navidad, mi dulce esposa envolvió cada regalo en papel manila, ya sabes, del tipo que parecen las bolsas viejas de supermercado. No, al contrario de lo que estás pensando, fue bonito. Ella adornaba cada una con cintas rojas, cintas verdes y lazos que combinaran. (Todos debían tener un lazo. Todavía lo hacen. ¡No me pregunten por qué!) Hoy en día, a ella le gusta poner la mayoría de nuestros regalos dentro de bolsas bellamente diseñadas con papel de seda de colores. Es más fácil pero igual de encantador.
En comparación, Dios envolvió cuidadosamente el regalo indescriptible de su Hijo. Un cuerpo fue “preparado” para Él (Hebreos 10:5), un cuerpo que permitió a la Deidad experimentar la humanidad (Mateo 1:23; 1 Timoteo 3:15).
Comparación # 3 – El Amor
La Navidad se trata del amor que nos une. Compartimos comidas juntos, oramos juntos, reímos juntos. ¡Hablamos, soñamos, reflexionamos y reímos mucho más! Cuanto más envejezco, más entiendo lo que significa decir: “Todo lo que quiero para Navidad es tu presencia” (nota: no se escribió presente).
En comparación, el amor de Dios está detrás del regalo indescriptible de su Hijo. ¿Recuerdas estas palabras conocidas “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16, cf. 1 Juan 4:10)?
Comparación # 4 – El Agradecimiento
Algunas familias hacen que todos abran todos sus regalos al mismo tiempo. Algunos abren un regalo a la vez. Algunos abren regalos en la víspera de Navidad y luego se despiertan para ver lo que trajo Santa Claus. (Todavía me gusta dejar las galletas junto a la chimenea.) Como sea que se haga, cuando el último regalo ha sido recibido… ¡WOW! Hay abrazos, palabras de agradecimiento y amor, fotos y otro maravilloso año de recuerdos increíbles.
En comparación, cuando pensamos en Dios dándonos el regalo indescriptible de su Hijo, también debemos conmovernos a responder con palabras de gratitud y alabanza (Efesios 5:19; Colosenses 3:16; Hebreos 13:15).
Este es realmente “el momento más hermoso del año”. Pero, con Jesús, todos los días de cada mes de cada temporada pueden ser maravillosos y únicos a su manera. ¡¿Amén?!