Un héroe es, de acuerdo con la Real Academia Española, “Persona que realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble.”
El escritor a los Hebreos dedico una sección de su epístola a hacer saber a sus lectores acerca de grandes héroes de la fe. Muchos años después, esta sección de las Escrituras fue etiquetada como el capítulo 11 de esta carta. Las líneas finales de tal capítulo dicen así,
“Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros”
Hebreos 11:39-40.
Tras ellos, muchos han sido los hombres que a lo largo de sus vidas se han dedicado a proclamar las buenas nuevas, el evangelio de nuestro Señor Jesucristo, por todo el mundo. Muchos de ellos ya han partido de esta vida. Así como los héroes mencionados en Hebreos 11, estos también están esperando por nosotros. Dios desea que, unidos, tanto quienes esperan en el seno de Abraham, como quienes andamos aún en esta tierra, seamos perfeccionados (hechos completos) al mismo tiempo. Para muchos de nosotros, el hermano Marshall Keeble es uno de estos héroes,
Su cita es un recordatorio para todos quienes contamos con la bendición y honor de dedicarnos a estudiar las Escrituras, preparar clases y sermones, y exponerlos a nuestros hermanos y al mundo, ya sea de manera hablada o escrita.
Hoy, junto con esta cita, deseo agradecerte amado hermano y amigo que nos sigues en La Luz En Mi Andar, por sacar de tu tiempo para ver y compartir nuestras publicaciones y videos. Nuestro único propósito es reunirnos para glorificar a nuestro Padre celestial. No, no estoy ni diciendo ni sugiriendo que seamos héroes de la fe, no estamos en busca de vanagloria o fama, sino solamente deseamos proclamar la Palabra de Verdad, esa Palabra que nos ofrece salvación, tras oírla o leerla, creer en Dios y Su Hijo Jesucristo, cambiar nuestra mente con respecto a nuestra forma de actuar (en palabras simples, arrepentimiento), confesar (que es decir lo mismo) como hizo el apóstol Pedro, y el eunuco etíope, “Creo que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios”, y tras ello, ser inmerso en las aguas, representando la muerte, sepultura, y resurrección de nuestro Salvador, haciendo así por el perdón de nuestros pecados, y tras ello, añadido a la iglesia (singular) de nuestro Señor, por Él, no por nadie más, de la cual Él es la cabeza (una sola), y Su iglesia es el cuerpo (uno solo).
Todo Cristiano, es decir todo aquel que ha obedecido el evangelio, ha adquirido un compromiso, y ese compromiso ha sido bellamente descrito por el hermano Keeble, la predicación no debe ser por vanagloria, sino para que Dios sea amado y las almas se salven.
Si aún no eres Cristiano, ¿qué esperas? Si tienes dudas, estaremos más que dispuestos a aclararlas, con la Biblia, no con nuestra opinión. Deseamos que puedas recibir lo prometido por Dios, esa cosa mejor, el poder ser perfeccionados junto con los héroes de la fe, cuando ese hermoso día llegue.
Dios te bendiga ricamente.