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¿Qué Dice La Biblia Sobre El Abuso Conyugal?

NOTA: Durante los inicios de la pandemia COVID-19 varios predicadores de América Latina nos unimos para preparar y presentar lecciones y mensajes bíblicos por medio de las redes sociales. A este ministerio se le llamó, La Luz En Mi Andar. Durante estas transmisiones, y vía correo electrónico, muchos comenzaron a enviarnos preguntas, siendo esta la primera de ellas. Si deseas ver la respuesta en vídeo a esta pregunta, haz clic aquí.

Agradezco a la hermana que abrió su corazón con este servidor al hacer esta pregunta. No es un tema fácil de tratar. No es un tema del que se hable mucho en público. Es un problema que no distingue raza, género, condición social o económica. Al menos en Panamá, país en el que este servidor reside, de acuerdo con el Ministerio Público, se registraron casi 17000 denuncias de violencia doméstica en el año 2019. Es un mal que está presente, y que no puede ser tapado con un dedo, ni siquiera con la mano entera.

¿Qué dice la Biblia sobre el abuso conyugal?

Sería muy fácil si pudiese dirigirte a un pasaje que dijera “No debes abusar de tu pareja”, mas no lo hay. Sin embargo, si puede ser tratado en principios. En primer lugar, leamos lo que nuestro Señor Jesucristo dijo durante su sermón en la montaña, ese pasaje que es conocido como la regla de oro,

“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”

Mateo 7:12.

¿Te gustaría, personalmente, ser abusado física o emocionalmente? Tristemente hay una condición mental que encuentra “complacencia en sentirse humillado o maltratado” [1], y esa es la definición de la palabra masoquismo. Muchos gustan de vivir de esa manera, mas, quien hizo esta pregunta, junto con miles de personas más, no piensan de esa misma manera. ¿Quién desea que su ser amado se comporte de esta manera hacia si mismo? De allí que esta es una de las miles de maneras de ver la lógica y sabiduría de nuestro Señor al decir lo anterior. No deseas ser maltratado, humillado, o abusado, no lo hagas a nadie más. Dios te ama y no desea que vivas o participes de esto.

En segundo lugar, deseo enfocarme en las dos palabras clave de la pregunta formulada. Estas palabras son “abuso” y “conyugal”. La definición de ambas en nuestro idioma español dice así,

  • Abuso: “Acción y efecto de abusar. Hacer uso excesivo, injusto o indebido de algo o de alguien”[2].
  • Conyugal: “Perteneciente o relativo a los cónyuges. Persona unida a otra en matrimonio”[3].

De esta manera, ¿qué dice la Biblia sobre la relación conyugal? Dice mucho, mas meditemos en lo escrito por el apóstol Pablo a los hermanos en Éfeso,

“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra”

Efesios 5:22-26.

Un pasaje muy conocido por todo Cristiano, pero que relación podemos ver de este pasaje con respecto al abuso conyugal. Meditemos brevemente. “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor”. ¿Crees que Jesucristo es el hijo de Dios (Mateo 16:16, Hechos 8:37)? ¿Crees que Dios le dio toda potestad en el cielo y la tierra (Mateo 28:19)? Fue el mismo Jesucristo el que dijo “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15). Amada hermana, ¿amas a Cristo y te sometes a Él? ¿Amas a la Palabra de Dios? Entonces reconoce que el pasaje que estamos leyendo no es opcional, debes someterte a tu marido porque Dios le ha hecho tu cabeza, así como Cristo es cabeza de la iglesia. ¿Significa esto que debes ser victima de abuso? No, en ningún lugar de la Biblia leemos que Cristo abuse de Su iglesia, y es precisamente por lo que el Espíritu Santo inspiró a Pablo a seguir escribiendo, y ahora es el turno de los varones. “Maridos amad a vuestras mujeres”, dice el inspirado escritor. Aquí no se trata de amarla en un sentido romántico, de llevarla a una bonita cena y luego acostarte con ella. No, tampoco trata de considerarla una amiga y simplemente conversar con ella. No, aquí trata del amor ágape, ese amor incondicional y sacrificial, tanto así que el apóstol nos afirmo que debe ser como el amor que Cristo tiene para Su iglesia, por la cual se dio en sacrificio, para santificarla. Amado amigo, ¿muestras ese tipo de amor cuando abusas de tu esposa? Sabes bien la respuesta, no, no lo haces.

En adición a lo discutido, brevemente deseo que prestemos atención a palabras similares escritas por el apóstol Pedro,

“Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas … Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”

1 Pedro 3:1, 7.

Nuevamente se trata el tema de la sumisión o sujeción de la mujer a su marido, especialmente en relación con su conducta hacia ellos. Mas también se trata la delicadeza de la mujer, y como el hombre debe comprender que ella es frágil, y coheredera con él. Cada uno es responsable de su salvación, pero como una sola carne, su objetivo es el mismo y ambos deben apoyarse en lograr tan hermosa meta, recibir su herencia en el Cielo, con el Padre, el Hijo, y el Espíritu. Conviviendo así, nuestras oraciones no tienen estorbo alguno para llegar al cielo.

¿Qué puede o debe hacer el abusador?

En primer lugar, deseo hacer hincapié en un detalle que no he tratado. No necesariamente el abusador es la parte masculina del matrimonio. La sociedad en que vivimos ha cambiado tanto en detrimento del núcleo familiar, que muchas mujeres han llegado a ser las abusadoras en la vida conyugal. Algunas son quienes han incitado a la violencia, provocando a ira a sus parejas. Dicho esto, respondamos a la pregunta reciente, ¿Qué debe hacer el abusador? En tres simples acciones está la respuesta, “Arrepiéntete, Reconoce, y Restituye”. Dios no perdona a quien no se arrepiente (Hechos 17:30), ¿cómo podemos esperar que nuestro cónyuge nos perdone si no nos arrepentimos? Dios no perdona si no confesamos nuestros pecados (1 Juan 1:9), ¿cómo podemos esperar que nuestro cónyuge nos perdone si no reconocemos el mal que le hemos causado? Dios desea que cada uno de nosotros nos restituyamos. ¿Qué quiero decir? Restituir involucra el restablecer algo en la forma que antes tenía. Cuando Adán y Eva pecaron en el jardín el Edén, Dios dio a la humanidad la forma de restituirse, de redimirse. Si eres el abusador en esta situación, y ya te has arrepentido y reconocido tus errores, es momento de corregirlos, de restituir el pacto que hiciste con tu pareja, y volver a ser la pareja que Dios unió.

¿Qué puede hacer el abusado?

En el mejor de los casos es perdonar. Sí, se que no es fácil, pero es necesario. Recordemos lo dicho por nuestro Señor y registrado por el inspirado Mateo,

“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”

Mateo 6:14-15.

Quizás recuerdes que fue Pedro el que le preguntó al Señor cuando dejar de perdonar. Su respuesta fue, “No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete” (Mateo 18:22). Esto ocurrió justo después que nuestro Señor había explicado acerca de cómo proceder cuando un hermano peca contra uno. Esto no significa que cuando llegue la ocasión número 490, ya no le perdonaré más. Significa que no debo contar las veces que mi hermano se disculpe conmigo tras haberme ofendido, si así hace, debo tener la disposición de perdonar.

¿Pero que pasa si mi vida o la de los míos está en peligro por el abusador? He aquí que la sabiduría de Dios nos da la respuesta que el mundo no ofrece. El mundo jamás podrá ofrecerte vida eterna, solo Dios. Y por ello es por lo que deseo prestes atención a lo siguiente. El mundo te dirá, “divórciate”, pero Dios no hace así. Leamos 1 Corintios 7:10-11,

“Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer”

1 Corintios 7:10-11.

Este pasaje no enseña ni autoriza una segunda excepción validada por Dios para el divorcio, como algunos tristemente enseñan incorrectamente. Lo que dice, en simples palabras es, de presentarse alguna situación en que los cónyuges necesiten separarse, quédense cada uno solo, o reconcíliense pronto. Dios no está autorizando que te divorcies y busques a una nueva pareja como la parte inocente de la que leemos en Mateo 19:1-12, porque aquí, al menos en el caso estudiado, no ha ocurrido fornicación. Y la única razón valida para el divorcio, ante los ojos de Dios, fue expresada por Su hijo en el pasaje anteriormente mencionado, esa razón o excepción es fornicación por una de las partes.

¿Qué puede hacer quien ha sufrido abuso conyugal? Orar, constantemente. Estar dispuesto a perdonar a su cónyuge cuando así lo pida y muestre arrepentimiento sincero. Separarse por un tiempo, tal como Dios lo ha permitido según 1 Corintios 7:10-11, pero hacerlo con la mentalidad de reconciliación. Mientras no se de esa reconciliación, recordar vivir como lo expuso nuestro Señor en este tipo de situaciones, “hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos”. Nadie tiene derecho a alejarte de Dios, vive tu vida mirando hacia arriba (Mateo 6:19-21,33; Colosenses 3:1-2), y recuerda siempre que, de darse esta separación, Dios te llama a paz (1 Corintios 7:15).

El matrimonio, amados hermanos, no es una institución diseñada para la esclavitud. Nadie está obligado a sufrir el abuso de la mano de un matón insensible. Si esto llegase a ocurrir, busca un lugar de refugio y paz, y lo más probable, este lugar será tu familia en la fe.

Ciertamente ha sido una pregunta muy compleja, mas deseo cerrar con las palabras dichas por el hermano Gary Hampton, en un episodio de GBN Live donde se dio una pregunta similar, y dice así,

Creo que todos tenemos que aprender a poder ir a nuestra pareja y decirle “Te amo, siempre te amaré, no puedes hacer nada para romper mi amor por ti, pero si insistes en continuar por este camino, no puedo permanecer contigo hasta que lo rectifiques, mas te amaré de todos modos y, si te ajustas, volveré”[4]

Amada hermana que hiciste esta pregunta, y amados hermanos que ven este video, aún estás vivo, y eso significa que aún tienes la oportunidad de rectificar tu vida, y reconciliarte con Dios y tu pareja. Si tu pareja decide no reconciliarse, vive para Dios y nunca te arrepentirás de hacerlo. Quizás digas una cosa es decirlo, otra es hacerlo, pero Dios y el cielo, ciertamente lo valen todo.

Referencias

[1] https://dle.rae.es/masoquismo

[2] https://dle.rae.es/abuso

[3] https://dle.rae.es/conyugal

[4] Gary Hampton, “How to Affair-Proof Your Marriage” (Cómo Hacer tu Matrimonio a Prueba de Aventuras), Gospel Broadcasting Network, GBN Live, https://youtu.be/LpBhl7RV_8w

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