Por Wayne Jackson, traducido con permiso por Marlon Retana.
El artículo original, en inglés, se encuentra en este enlace.
Este artículo analiza algunas de las pautas éticas que deben seguir los escritores cristianos.
Todo escritor se complace cuando la gente valora su trabajo y desea transmitirlo a otros. Escribir es una forma de enseñanza, y un maestro dedicado quiere que su mensaje sea expuesto a tantas personas como sea posible. El autor cristiano se regocija, por lo tanto, cuando su material circula ampliamente.
Cuando un escritor ha trabajado mucho y duro en una producción, no puede dejar de sentirse gratificado cuando otros la encuentran valiosa. Quiere ver que sea usada, pero no abusada. Desafortunadamente, con algunas personas, la línea entre el uso y el abuso es tan fina que apenas pueden verla.
Como cuestión de cortesía y ética periodística, sugerimos lo siguiente.
Cuando utilice artículos de otras personas, proporcione el nombre del autor y la fuente. No utilice ese ambiguo “Seleccionado” o “Copiado”.
No reescriba el artículo para adaptarlo a su propio gusto y estilo. Ningún autor creíble quiere ver su nombre adjunto a un artículo que, de hecho, no escribió. Si bien un editor tiene alguna licencia (corrección de errores tipográficos, errores gramaticales, etc.), su poder está limitado éticamente.
No resuma artículos sin la aprobación específica del autor. Es posible que esté omitiendo puntos que el autor consideró cruciales para establecer su caso. Ningún escritor aprecia la cirugía no autorizada en sus obras.
Hace poco hice una comprobación de un artículo de un notable autor de la hermandad. Unas semanas más tarde, el artículo apareció en una revista destacada. Sorprendentemente, se omitió una porción muy significativa y algo controvertida del trabajo original. Obviamente, el editor de la revista no estuvo de acuerdo con la idea presentada, por lo que decidió que no incluiría esa sección. A menos que obtuviera el permiso del autor para suprimir el párrafo, la omisión no era ética.
Si un editor no está de acuerdo con un artículo que recibe, puede rechazarlo. Si lo acepta para su publicación, debe hacerlo sin alteración significativa.
No reproduzca para distribución masiva los escritos de otra persona sin obtener su permiso. Esto es piratería literaria.
Finalmente, no hace falta decir que uno nunca debe producir el trabajo de otra persona, en su totalidad o en parte, y adjuntar su propio nombre como autor. Esto se llama plagio. Es una forma de robo. El plagio se define como “hacer pasar como propias las ideas y palabras de otro”. Esta forma de robo compositivo se manifiesta en una variedad de formas.
Por ejemplo, no es ético tomar el material de otra persona y entretejerlo con el suyo, cambiando algunas palabras en el camino (por ejemplo, alterando “poderoso” a “contundente”, “justo” a “piadoso”, etc.), y luego, de manera genérica al final, expresar gratitud por el uso de material de-——, como si esto constituyera una referencia suficiente para copiar línea tras línea de la obra de un autor, sin cita, ni notas a pie de página, etc. Tal metodología es inaceptable, aunque no infrecuente.
No puedo dejar de recordar un incidente que ocurrió hace algunos años cuando estaba enseñando un curso de doctrina bíblica a una clase de jóvenes prospectos a ministros. Le había asignado a mi clase el proyecto de hacer un breve trabajo de investigación sobre el tema del pedo-bautismo (el término significa bautismo infantil).
Un estudiante rápidamente, sin pensar y con evidente estupor, copió un artículo sobre el tema de una enciclopedia bíblica. Desafortunadamente, ni siquiera leyó cuidadosamente lo que había copiado, pues concluyó con la afirmación antibíblica del autor original de que “la práctica del pedo-bautismo es eminentemente bíblica”.
No me tomó mucho tiempo encontrar la fuente de su “ensayo”. Además de la mala calificación que tanto se merecía, recibió una amable amonestación de su maestro, ¡sin cargo adicional!
Todo escritor debería recordar esto. Una vez que haya comprometido su condición de estudiante serio e investigador íntegro, será sospechoso para siempre. “¿De quién es el material que estamos leyendo, de él o de otra persona?”
Corresponde al cristiano ser honorable en todas las cosas (Romanos 12:17).
Nota del editor de Christian Courier: cuando comparta un artículo en las redes sociales, proporcione el enlace a la fuente original e incluya el nombre del autor. Simplemente publicar un artículo mientras se elimina el nombre del autor equivale a plagio, porque está circulando un producto de trabajo que hace parecer propio y por el cual recibe elogios de otros. Esto es especialmente cierto cuando se comparten artículos religiosos o relacionados con la Biblia. Presuntamente, usted está queriendo ayudar a la causa de Cristo, no desacreditarla con plagio.
Nota del Traductor: Siempre agradecido por el buen trabajo que otros escritores han hecho muchísimo antes que este servidor tuviese la oportunidad de leerlos y traducirlos. Ellos son quienes originalmente se sentaron a pensar en todo lo que escribieron, y este servidor simplemente ha contado con la bendición de Dios y el permiso de los autores para hacerlos disponible a nuestra comunidad de habla española. “Pagad a todos lo que debéis … al que honra, honra” (Romanos 13:7).