Por Wayne Jackson, traducido con permiso por Marlon Retana.
El artículo original, en inglés, se encuentra en este enlace.
Una consideración cuidadosa de Deuteronomio, capítulo 22, revela una serie de mandatos que son extraños para la mente moderna.
Aquí hay unos ejemplos. Si un hombre descubría un ave posada sobre los huevos en el nido, podía tomar los huevos pero no al ave (Deuteronomio 22:6-7). Un hombre no podía plantar diferentes tipos de semillas en su viña (Deuteronomio 22:9).
Además, al granjero hebreo no se le permitía unir un buey y un asno para arar (Deuteronomio 22:10).
A los judíos también se les prohibió usar prendas que contuvieran dos tipos de tela (por ejemplo, lana y lino; Deuteronomio 22:11).
Entre estas regulaciones, entonces, está la advertencia de que a los hombres no se les permitía usar ropa femenina y viceversa.
Ciertamente reconocemos que el código mosaico como sistema legal no es obligatorio en la era cristiana (Gálatas 3:24-25; Efesios 2:14-15; Colosenses 2:14-17). Pero el estudiante actual siente curiosidad por conocer el propósito que subyace a estas regulaciones.
¿Qué aplicación tienen hoy, si es que tienen alguna?
¿Por Qué Se Dieron Estas Leyes?
Las razones detrás de algunas de estas leyes del Antiguo Testamento no se establecen explícitamente. En virtud del tiempo, se han envuelto en la oscuridad.
Por tanto, es imposible hablar de forma definitiva y segura sobre algunas de estas leyes.
Sin embargo, estas Sagradas Escrituras fueron inspiradas por Dios. Por lo tanto, debemos asumir que hubo algunas razones religiosas, morales o prácticas para tales requisitos.
Ofrecemos las siguientes sugerencias para reflexionar.
Preocupación Por El Prójimo.
Algunos de estos mandatos parecen haber sido dados para inculcar el principio de preocupación por el prójimo.
Por ejemplo, el hebreo debía respetar la propiedad ajena.
Si el buey de un vecino se extravía y alguien encuentra al animal perdido, no debe actuar como “No es asunto mío”. Se le pidió que ayudara y que hiciera un intento legítimo de devolver el animal a su dueño.
Esta ordenanza refuerza los conceptos de derechos de propiedad, respeto por el bienestar de los animales y benevolencia comunitaria. Está en desacuerdo con la noción moderna: “Cada uno por su propia cuenta.”
Conservación De Recursos.
La prohibición de llevarse a la madre ave con sus huevos puede haber sido diseñada para ayudar a mantener el equilibrio de la naturaleza.
Probablemente fue una antigua medida de conservación para preservar la vida silvestre necesaria para el bienestar de la sociedad en aquellos tiempos antiguos cuando los hombres dependían de la tierra y la vida silvestre para su alimentación.
Aunque los ambientalistas modernos han adoptado extremos radicales con respecto al medio ambiente, el principio de una administración sabia con respecto a la creación de Dios es válido.
Ayudas Visuales Para La Enseñanza.
Algunos de los mandamientos pueden haber sido diseñados como ayudas visuales para la enseñanza a reforzar el principio de separación (por ejemplo, reconocer la distinción entre lo sagrado y lo secular).
Podrían haber tenido una función educativa y disciplinaria.
Las diversas ordenanzas que prohíben la mezcla de objetos heterogéneos (por ejemplo, arar con el buey junto con el asno, usar prendas de diferentes sustancias) pueden haber estado dirigidas a este fin.
Distinciones Masculinas y Femeninas.
Con referencia a las regulaciones de la ropa, estudiantes meticulosos de la Biblia han propuesto varias ideas.
El versículo 5 puede ser una acusación hacia el paganismo en el que el travestismo en ciertas ceremonias paganas se consideraba una cura para la infertilidad.
En la historia posterior, tanto Luciano de Samósata como Eusebio hablan de travestismo en el culto a Astarté.[1]
El profesor Earl Kalland también piensa que aquí puede haber una advertencia contra el tipo de vestimenta que se ajusta a la actividad homosexual.[2]
Sin embargo, debemos recordar que en los tiempos bíblicos, la ropa para hombres y mujeres era diferente solo en estilos y detalles, no en tipo. Los hombres no usaban pantalones y las mujeres no se adornaban con faldas y blusas.
Si bien es indudable que Dios quiere cierta distinción sexual aparente en las prendas de hombres y mujeres, no es legítimo decir que todos los pantalones de las mujeres están mal o, en realidad, que las faldas escocesas son un pecado para los hombres de esa cultura.
Una mujer puede ser femenina con un modesto traje de pantalón (ver 1 Timoteo 2:9-10) y los hombres todavía pueden ser masculinos con una vestimenta similar a una túnica, como en algunos países del Cercano Oriente en la actualidad.
Conclusión
Deben tenerse en cuenta dos principios.
En primer lugar, el Cristiano debe vestirse apropiadamente a su género. Esta distinción, dicho sea de paso, es evidente en todas las culturas. El concepto de travestismo transgénero es una abominación en cualquier época.
En segundo lugar, el hombre o la mujer piadosos debe vestirse con modestia de una manera que no solicite un interés sexual ilícito.
Referencias
[1] Thompson, J. A. 1974. Deuteronomy. Downers Grove, IL: Inter-Varsity Press, p. 234.
[2] Kalland, Earl. 1992. The Expositor’s Bible Commentary. Vol. 3. Frank Gaebelein, Ed., Grand Rapids: Zondervan, p. 173.