Por Wayne Jackson, traducido con permiso por Marlon Retana.
El artículo original, en inglés, se encuentra en este enlace.
¿Quién es el ángel de Jehová en el Antiguo Testamento?
Una de las indagaciones más intrigantes en la literatura del Antiguo Testamento tiene que ver con ese ser misterioso al que se hace referencia como “el ángel de Jehová” (Génesis 16:7-14) o “el ángel de Dios” (Génesis 21:17-19). Las dos expresiones tienen que ver con la misma entidad (cf. Jueces 6:20, 21).
¿Quién era exactamente esta persona?
¿Qué es un ángel?
Uno de los primeros temas que deben ser abordados es el significado del término “ángel”. La palabra hebrea es malák y “significa simplemente un mensajero” (Girdlestone 1973, 41). La naturaleza del mensajero debe ser determinada por el contexto.
Podría ser un mensajero de un orden celestial, un ángel como normalmente pensamos en ese término (Génesis 32:1). O puede denotar un mensajero humano que opera en nombre de otra persona, como en el caso de los emisarios de Jacob (Génesis 32:3).
Por otra parte, el “ángel [mejor traducido ‘mensajero’] de Jehová” se encuentra en una clase aparte.
Creemos que una consideración de los datos relevantes del Antiguo Testamento nos llevará a la siguiente conclusión:
- El “mensajero de Jehová” en sí mismo poseía características que solo pueden atribuirse a la deidad.
- Sin embargo, este ser se distingue de otra persona que también se designa como Jehová.
- El mensajero de Jehová ha de identificarse con el Verbo pre-encarnado, Jesucristo.
Abordemos cada una de estas proposiciones.
El Mensajero de Jehová: Un Ser Divino
Un examen cuidadoso de varios textos relacionados con el mensajero de Jehová revelará que él no es de la clase angelical común. Por ejemplo:
- Él promete multiplicar la descendencia de Agar, y ella confiesa: “Tú eres Dios que ve” (Génesis 16:10, 13).
- El mensajero llamó a Abraham, diciendo: “Por mí mismo he jurado, dice Jehová” (Génesis 22:15, 16).
- Le dijo a Jacob: “Yo soy el Dios de Bet-el” (Génesis 31:11, 13).
- Fue este mensajero quien luchó con Jacob (cf. “ángel” en Oseas 12:4) en Peniel, y, sin embargo, el texto sagrado identifica a esta persona como Dios (Génesis 32:28-30; Oseas 12:3-5).
- Este mensajero le habló a Moisés desde la zarza ardiente, refiriéndose a sí mismo como Dios (Éxodo 3:2ss).
- El mensajero se atribuyó a sí mismo el juramento divino (Jueces 2:1-3).
- Este “Príncipe del ejército de Jehová” aceptó la adoración y habló como Dios (Josué 5:13-6:2; cf. Jueces 6:19-27).
- Los ángeles ordinarios rechazan la adoración (Apocalipsis 22:8, 9), pero varios dignatarios del Antiguo Testamento llamaron “Dios” a esta persona y la designación nunca fue repudiada (cf. Génesis 16:7ss; 22:11, 14; 48:15ss; Jueces 13:21, 22; Zacarías 3:1ss).
Por lo tanto, hay una gran cantidad de evidencia que lleva a la conclusión de que el mensajero de Jehová era un ser divino.
El Mensajero de Jehová: Distinto de Jehová
A pesar de que el santo mensajero está dotado de los rasgos de la deidad, también se distingue de Jehová. En repetidas ocasiones, se le designa como el “mensajero de Jehová”. Él es Jehová mismo y está actuando a favor de otro que también es Jehová.
En Éxodo 23:20ss, Jehová prometió a los hijos de Israel que enviaría un ángel (es decir, un mensajero) delante de ellos mientras moraban en el desierto del Sinaí. Este mensajero los mantendría a salvo y los llevaría finalmente a Canaán. Se advirtió a los hebreos que escucharan su voz y no lo provocaran. De lo contrario, no perdonaría sus transgresiones.
Jehová dijo: “porque mi nombre está en él” (v. 21), lo que sugiere que el mensajero es un ser sobrenatural (cf. Cole 1973, 181). Sin embargo, nótese la distinción entre “mi” y “él”.
En este punto sería conveniente anticipar una pregunta que sin duda se plantean muchos estudiantes sinceros. A saber, ¿cómo puede este ser ser a la vez Jehová y sin embargo ser un mensajero de Jehová?
¿Se aplica la designación “Jehová” a más de una persona divina? La respuesta es sí.
El nombre Jehová (Yejová) se deriva de una forma raíz, jayá, que significa “ser” o “llegar a ser”. Sugiere que la deidad es absolutamente autoexistente (Stone 1944, 15). Por lo tanto, es una denominación apropiada para cada una de las personas dentro de la santísima trinidad, ya que cada una de ellas se caracteriza por una existencia no iniciada.
Por lo tanto, no nos sorprende ver referencias a más de una persona que ha sido designada como Jehová, a veces en el mismo pasaje. Isaías declaró: “Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos” (Isaías 44:6).
El Mensajero de Jehová: El Cristo Pre-Encarnado
Se puede argumentar con mucha fuerza el hecho de que el mensajero de Jehová que operó en interés del pueblo hebreo en el Antiguo Testamento no era otro que el Verbo divino que más tarde se hizo carne y habitó entre los hombres (Juan 1:1, 14): el Señor Jesucristo mismo. Considere este argumento:
A medida que la narración del Antiguo Testamento llega a su fin, el último profeta habla del ministerio venidero de Juan el Bautista (Malaquías 3:1; cf. Mateo 11:10). Con respecto a Juan, Jehová dice:
“[E]l cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene”.
Nótese la expresión “ángel del pacto”. Los antiguos judíos sostenían que este pasaje era una referencia a la venida del Mesías (Henderson 1980, 457). El Nuevo Testamento, por supuesto, deja ese punto bastante claro.
Y así, los eruditos conservadores de la Biblia están bastante de acuerdo en que el mensajero de Jehová, o el ángel del pacto, tan prominente en las Escrituras Hebreas, era el Señor Jesús mismo en su estado pre-encarnado.
A esto se puede añadir el testimonio inspirado de Pablo, quien afirmó la presencia real de Cristo como compañero sustentador de Israel en el desierto del Sinaí (1 Corintios 10:4). W. E. Vine comenta sobre este texto:
“La afirmación ‘la roca era Cristo’ significa que era típico de Cristo; pero hay más que esto, pues el Apóstol no dice que la roca es Cristo, sino que utiliza el tiempo presente como en Gálatas 4:24-25 respecto a Sara y Agar, como representación de dos pactos, y como en las parábolas de Mateo 13:19-23 y 37-38. El tiempo pasado ‘era’ implica que el agua fue provista por la presencia personal de Cristo. El tiempo pasado ‘era’ implica que el agua fue proporcionada por la presencia personal de Cristo; pues el Ángel [Mensajero] de Su presencia estuvo con los israelitas durante todas sus travesías por el desierto (Isa. 63:9)” (131-132, traducido).
Por lo tanto, ningún estudio de Cristo puede darse el lujo de pasar por alto al ángel de Jehová en el Antiguo Testamento. Tal era un anticipo del Mensajero de Dios que se acercaba.
Fuentes
Cole, Alan. 1973. Exodus — The Tyndal Old Testament Commentaries. D. J. Wiseman, ed. Downer’s Grove, IL: Inter-Varsity.
Girdlestone, Robert. 1973. Synonyms of the Old Testament. Grand Rapids, MI: Eerdmans.
Henderson, Ebenezer. 1980. The Twelve Minor Prophets. Grand Rapids, MI: Baker Book House.
Stone, Nathan. 1944. Names of God. Chicago, Illinois: Moody Press.
Vine, W.E. 1951. 1 Corinthians. Grand Rapids, MI: Zondervan.