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¿Hay Alguna Esperanza?

Por Payton Hoskins, traducido con permiso por Marlon Retana.
El artículo original, en inglés, se encuentra en este enlace.


Sin Dios, no hay esperanza. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). Realmente no entiendo cómo las personas que no son miembros de la iglesia del Señor pasan por la vida sin ninguna esperanza. La mentalidad del ateo/agnóstico es; naces, vives la vida y mueres. Para ser sincero, esa es una manera absolutamente deprimente y terrible de vivir. Sin embargo, la perspectiva del Cristiano sobre la vida es hermosa. El hijo fiel de Dios vive esta vida y, después, recibe una herencia maravillosa y eterna.

“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero” (1 Pedro 1:3-5).

En este breve artículo, me gustaría que examinemos cómo exactamente se nos ha dado esta esperanza por parte de nuestro misericordioso Padre Celestial a través de Su Hijo Jesucristo.

En el jardín entendemos que Eva fue tentada por la serpiente malvada para participar del fruto que estaba prohibido. La serpiente cambió la palabra del Señor, algo que ha estado haciendo desde el principio de los tiempos. Eva participó del fruto y luego se lo dio a Adán, y hubo la primera transgresión. A partir de esa transgresión, el pecado y la muerte entraron al mundo. Afortunadamente, nuestro Padre sabía que esto sucedería, y tenía un plan en mente antes de que, por Su Palabra, existiese este mundo (Efesios 4:1). En el tercer capítulo de Génesis vemos los resultados y las consecuencias de las acciones de Satanás, Adán y Eva. Génesis 3:15 presagia la esperanza que nos ha sido dada gratuitamente aun siendo hombres pecaminosos. Es a través de esta dádiva que nosotros, como personas inmorales, podemos reconciliarnos con un Dios santo y justo.

La esencia de este dádiva está claramente establecida en Romanos 6:23 , “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” La dádiva que se nos ha dado es la vida eterna a través de Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios. Dios, libremente, ha enviado a su Hijo a venir a esta tierra, para ser rechazado por el mundo, para ser crucificado en la cruz, para ser enterrado y luego resucitado (Juan 3:16). Amigos, ¿ven el amor de Dios? Qué dádiva tan difícil de dar, una que causaría mucha angustia al Padre. Además, qué tarea tan difícil de lograr siendo consciente de ella. Sin embargo, el amor de Dios por la humanidad prevaleció. Amigos, la verdad es que Dios NO necesita al hombre, y NO tiene que salvarnos, sin embargo, “… siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). Entonces, ¿cómo logra u obtiene el hombre el recibir esta dádiva?

¿Es el caso que todos reciben esta dádiva de Dios? La respuesta a la pregunta es un firme no, de lo contrario, no existiría el castigo eterno (infierno). Pero uno puede recibir esta dádiva de Dios simplemente obedeciendo los mandamientos que se encuentran en la palabra divina. “… habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen” (Hebreos 5:9). Nota que Jesús es el autor de la salvación eterna, no para todos (universalismo) sino para aquellos que obedecen la palabra del Señor. En Gálatas 3:26-4:7 se explica además cómo nos convertimos en hijos de Dios y recibimos esta esperanza. Este pasaje comienza diciéndole a los Cristianos en Galacia que se han convertido en hijos de Dios al revestirse de Cristo en el bautismo. Es a través del bautismo que uno recrea la muerte, sepultura y resurrección de Cristo (Romanos 6:3-5). Además, en el bautismo, uno se limpia de sus pecados (Hechos 2:38) y es agregado al cuerpo de Cristo, que es la iglesia (Hechos 2:47). Gálatas 3:26-4:7 continúa explicando que ahora, habiendo obedecido el plan de salvación y convirtiéndose en hijos de Dios, los de Galacia ya no son siervos del pecado, sino que ahora son siervos de la justicia y herederos de la promesa.

Estoy muy agradecido de ser Cristiano, y espero que tú también lo estés. Si no eres Cristiano, entonces de la manera más amable pero firme deseo decirte, no tienes esperanza. Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Si deseas tener esperanza, algo que esperar después de esta vida, entonces obedece la palabra del Señor y conviértete en Cristiano creyendo, arrepintiéndote, confesando y siendo bautizado para el perdón de tus pecados.

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