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Las Iglesias de Cristo No Comenzaron Durante el Movimiento de Restauración

Por Ben Giselbach, traducido con permiso por Marlon Retana.
El artículo original, en inglés, se encuentra en este enlace.


Para sorpresa de algunos, las iglesias de Cristo no son el resultado de un llamado “Movimiento de Restauración estadounidense” en el siglo XIX , que está asociado con nombres famosos como Alexander Campbell, Barton W. Stone, David Lipscomb, Elias Smith. y Walter Scott.

Tomemos, por ejemplo, un libro que tengo en mi poder de 1645 por Daniel Featley,  llamado “Dippers Dipt”. Featley fue un representante de la Iglesia de Inglaterra y uno de los traductores de la versión King James. En este libro él narra un intercambio que tuvo con algunos de los primeros Cristianos. De manera despectiva, Featley los llama “Anabaptistas”, un nombre que despreciaban. ¿Por qué? Porque solo querían ser llamados “Cristianos”.

Considerando que este libro está en inglés moderno temprano y fue escrito para ser antagónico con cualquiera que cuestionara las enseñanzas de la Iglesia de Inglaterra, a veces es difícil obtener una visión exacta de este extraño grupo religioso “Anabaptista”. Pero aquí hay algunos rasgos discernibles que puedo hacer de estas personas:

  • Estos primeros Cristianos prefirieron usar la simple  identidad de “iglesia de Cristo”. En ninguna parte del libro se describen a sí mismos con ningún otro nombre.
  • Con vehemencia reprendieron la idea del “bautismo de infantes”, que era practicada por la Iglesia de Inglaterra. En cambio, argumentaban que los niños son inocentes y, por lo tanto, no necesitan el bautismo.
  • Argumentaron que cualquier cristiano varón podía predicar y administrar el bautismo y la Cena del Señor. ¿Por qué? Porque entendieron que todos los cristianos son sacerdotes ahora (1 Pedro 2:9). Esto contrastaba con la Iglesia de Inglaterra, que tenía un proceso de ordenación largo (y extra-bíblico) para los funcionarios de la iglesia.
  • Negaron que la Iglesia de Inglaterra fuera una iglesia legítima, y argumentaron que la iglesia del Señor era la única verdadera iglesia.
  • Negaron el concepto de “pecado original” y argumentaron que la humanidad tiene la capacidad de elegir si sigue o rechaza a Dios. Por lo tanto, ellos no eran calvinistas.
  • Entendieron que el arrepentimiento precedía al bautismo (lo que significaba que un niño no debería ser bautizado), y que el bautismo era el punto en el cual una persona es salva.
  • Bautizaban por inmersión total en agua, ya que Featley argumentó que la aspersión era un medio válido para el bautismo.
  • Rechazaron la autoridad del Papa, la autoridad del Credo de Nicea y las enseñanzas de Lutero.
  • Sostuvieron que la iglesia y el Reino son la misma cosa.

Este libro es solo un ejemplo que podríamos citar. Digo todo esto para decir lo siguiente: la idea de restaurar el simple Cristianismo del Nuevo Testamento no es una invención reciente. Volver a la Biblia no es una idea novedosa que se originó solo en medio del Segundo Gran Despertar.

De hecho, las iglesias de Cristo del siglo XXI son parte del mismo movimiento de restauración que las iglesias del siglo I de Asia Menor (sobre las cuales leemos en Apocalipsis 2-3).

Jesús le dijo a Su iglesia en Éfeso: “arrepiéntete, y haz las primeras obras” (Apocalipsis 2:5). Él le dijo a su iglesia en Pérgamo: “Por tanto, arrepiéntete” (Apocalipsis 2:16). Le dijo a su iglesia en Sardis: “Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete” (Apocalipsis 3:3). Le dijo a su iglesia en Laodicea: “sé, pues, celoso, y arrepiéntete” (Apocalipsis 3:19). Estas iglesias primitivas se habían desviado de la Palabra de Dios y, por lo tanto, Jesús les ordenó que se restauraran al patrón de la sana enseñanza que originalmente les habían enseñado (véase 2 Timoteo 1:13).

Hoy no es diferente. Tenemos la misma responsabilidad de seguir el Nuevo Testamento de Jesucristo. En algunas ocasiones, las iglesias del siglo I se equivocaron. A veces, hoy en día, nos equivocamos. Solo podemos dar nuestro mejor esfuerzo.

Pero comprendamos que cada iglesia -ya sea las iglesias de Cristo en el siglo XXI o las iglesias de Cristo en el siglo I- está en una trayectoria; cada congregación se está acercando o alejando de Jesucristo y Su Última Voluntad y Testamento. Algunas iglesias han hecho un mejor trabajo que otras restaurando el Cristianismo simple de la Biblia.

Pero para ser la iglesia de Jesucristo, siempre debemos iniciar con esta premisa: La Última Voluntad y el Testamento de Jesucristo es nuestro patrón exclusivo de fe.

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