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He Caído En Tentación, ¿Ahora Que Hago?

Hay un proverbio asiático (algunos dicen que es de origen chino, otros japones) que dice, “Si te caes siete veces, levántate ocho.” Interesantemente, el hombre que pidió sabiduría a Dios y le fue otorgada, escribió,

“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; mas los impíos caerán en el mal”

Proverbios 24:16.

Prácticamente, en pocas palabras, Salomón ha dado respuesta a la pregunta del título de este artículo, una pregunta que muchos se hacen, o se llegarán a hacer en un momento de sus vidas.

En primer lugar vemos que hace referencia a dos tipos de personas, los justos, y los impíos. Impío es aquel que es contrario, hostil, enemigo a la religión. Tristemente una persona que, al oponerse a la fe, sigue su vida en pecado, sin importarle si ha caído en tentación, o si vive constantemente en ella. Este tipo de persona constantemente cae en el mal [desgracia, LBLA]. Lamentablemente, si aun llegando a conocer la verdad del Evangelio, decide ignorarla y continuar con su vida pecaminosa, cuando el gran día llegue, se unirá al diablo y todos aquellos que serán lanzados en el lago de fuego y azufre, donde “serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 20:10).

Pero, pensemos y meditemos sobre aquel que cae, reconoce su error, y decide levantarse. Salomón se refiere a esta persona como “el justo”. La palabra hebrea tsaddîq es la utilizada por Salomón. Es un término que se utiliza más de 200 veces en el Antiguo Testamento. Simplemente conlleva el significado de “recto, justo, lícito, correcto.” El Faraón, en un momento durante las plagas, dijo a Moisés y a Aarón, “He pecado esta vez; Jehová es justo, y yo y mi pueblo impíos” (Génesis 9:27). El Faraón dijo una gran verdad, mas Moisés sabía muy bien que el Faraón y los suyos todavía no temían “la presencia de Jehová Dios” (v. 30).

Muchos se escudan en la verdad que “Dios es amor” para continuar pecando deliberadamente, pensando en que en el momento final, por Su amor, simplemente perdonará sus pecados. Tratan de ignorar que “Dios es justo”. Un padre de familia ciertamente ama a sus hijos, pero también debe ser justo al momento de que uno de sus hijos hace algo indebido y debe ser castigado por ello. Tras el castigo, el hijo usualmente reconoce su error y se arrepiente por haber cometido la falta. El apóstol Pablo a los atenienses que adoraban “AL DIOS NO CONOCIDO” les hizo saber lo siguiente,

“Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”

Hechos 17:30-31.

Aquel varón a quien Dios designó es nuestro Señor Jesucristo, solamente en el podemos ser justificados (ver Juan 3:16, 1 Corintios 6:11). Fuera de Cristo nadie puede llegar a ser justo, ya que todos, en algún momento de nuestras vidas hemos pecado, y por lo tanto debemos arrepentirnos,

“Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús”

Romanos 3:21-26.

Algunos dirán, “pero, bueno, Jesús era Dios”, sí, así es, pero también fue y es hombre, un hombre que, aun siendo tentado como nosotros, no pecó (Juan 1:1-3,14; Mateo 4:1-11; Hebreos 4:15).

El apóstol Pablo, a los Cristianos en Corinto, les dice en su primera carta,

“Mas por él [Dios, MR] estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor”

1 Corintios 1:30-31.

La justificación, amado lector, es la relación correcta con Dios por medio de nuestra creencia y obediencia a Cristo (Marcos 16:16). Hay quienes creen y profesan que “una vez salvo, siempre salvo”, sin embargo esto es una falsa enseñanza. Veamos dos pasajes de esta misma carta por el apóstol Pablo que nos ayudan a confirmar lo anterior,

“Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”

1 Corintios 9:26-27.

Pablo reconoce que debe mantenerse fiel, en el camino correcto, constante, porque existe la posibilidad de caer. Este pasaje sirve como preparación a lo que dice más adelante,

“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”

1 Corintios 10:12-13.

En los versículos entre estos pasajes (1 Corintios 1:1-11), el inspirado escritor hace saber a los Cristianos en Corinto (y en la actualidad a nosotros), que, siendo el pueblo de Israel elegido e incluso protegido por Dios, éste cometió errores que desviaron a muchos del camino correcto, incluso separándolos de Dios, situaciones que nos sirven como ejemplo de lo que no debemos hacer, nos sirven como enseñanza (Romanos 15:4), y por lo tanto, debemos ver bien donde estamos parados, no vaya a ser que, creyéndonos justificados, sin falta alguna, tropecemos y caigamos. No hay tentación en este mundo que alguna otra persona no haya experimentado anteriormente, de allí que nos dice que no hay “ninguna tentación que no sea humana [común a los hombres, LBLA]”. Dios siempre abrirá la puerta para que podamos escapar y resistir tales tentaciones, pero, la decisión de caer o escapar de ellas recae en cada uno de nosotros.

Entonces, ¿Qué puedo hacer si he caído en tentación? La respuesta es simple, levantarte. Pero no como una persona arrogante, que se sacude el polvo y sigue adelante como si nada hubiese ocurrido, continuando en ese mismo camino de perdición, sino como la persona humilde, que reconoce su error y sabe que está en deuda con quien ha sido ofendido, y toma las medidas debidas para corregir su falta. Debemos recordar que toda acción tiene una reacción. Quizás te parezca fácil borrar el historial de tu navegador de internet, o borrar esas fotos, videos, y mensajes que ocultas en tu teléfono o tableta, mas debes recordar que para Dios “nada hay oculto, que no haya de ser manifestado” (Lucas 8:17, 12:2-3). Debemos ser responsables siempre, tanto en los casos en que “creemos” que podemos “borrar” las pruebas, como en los que no. Si, por ejemplo, te involucraste en una relación sexual ilícita y como resultado de la misma hay un pequeño que pronto viene a este mundo, o adquiriste una enfermedad venérea, tienes que ser responsable de esas acciones y hacer los ajustes en tu vida para hacerles frente. Si estás casado y has engañado a tu pareja, al tener relaciones sexuales con otra persona, tienes que vivir con la decisión que tu pareja haya tomado, ya sea que agradezcas su perdón y la oportunidad de seguir viviendo con ella, o la de solicitarte el divorcio y cuando este se complete, tu pareja pueda rehacer su vida con otra persona, mientras tienes que vivir sin pareja por el resto de tu vida (ver Mateo 19:3-19, y también este video si tienes más preguntas sobre “Matrimonio, Divorcio, y Segundas Nupcias”). Si eres culpable de robo, hurto, asesinato, o algún otro crimen, tienes que hacerle frente a las autoridades, someterte a ellas, y aceptar la sentencia que te sea dada. El que obedezcas el evangelio de Cristo, que hagas la voluntad de Dios, no te libra de las consecuencias de tus actos en esta tierra, mas te ayuda a sobrellevarlos y vivir una vida fiel a Dios por el tiempo que te reste en este mundo, y así estar en paz, con Él, cuando el gran día llegue.

La decisión de quedarte tendido en el suelo, o levantarte y dejar atrás esa tentación, llevando a cabo las correcciones debidas, es tuya. Si ya eres Cristiano, si ya has obedecido el evangelio, recuerda estas palabras escritas por el discípulo amado, especialmente cuando hayas caído en tentación,

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”

1 Juan 1:9.

Acércate a Dios, ora, confiésale tus faltas, y se responsable de tus acciones.

Si aún no eres Cristiano, te invito a ver el video disponible en este enlace, y así saber ¿Qué Debes Hacer Para Ser Salvo?

Dios te bendiga ricamente hoy y siempre. A Él sea la gloria siempre.

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