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¿Son Pecaminosas las Escuelas Bíblicas Y Las Campañas Evangelísticas?

Recientemente me hicieron esta pregunta y es de gran validez considerando las divisiones que se han dado dentro de la iglesia del Señor, y que tristemente, continúan creciendo. Antes de adentrarme en el tema, deseo que definamos tres términos para luego estudiar sobre las campañas o misiones evangelísticas y las escuelas bíblicas o de predicación. Los tres términos son, legalismo, liberalismo, e institucionalismo.

  • LEGALISMO: Una preocupación excesiva por la ley como tal. Quienes practican esta preocupación suelen “hacer leyes” donde Dios no las hizo. Suele conocérseles como “anti”.
  • LIBERALISMO: Personas que aceptan el racionalismo y el empirismo científico como las vías de la verdad. Rechazan la autoridad de la Biblia para favorecer la experiencia del hombre. También conocidos como “menos conservadores”.
  • INSTITUCIONALISMO: Un término que acusa que aquellos que usan instituciones para hacer el trabajo de la iglesia son pecadores al hacerlo.

Un mentor y buen amigo una vez nos hablo sobre esto bajo el ejemplo de una vaca en una pradera. El dueño de la vaca la tiene atada por medio de una soga a un poste. Si la soga es muy corta, la vaca no podrá alimentarse completamente. Si la soga es muy larga puede causar que la vaca coma de más, e incluso coma cosas que le hagan daño. Si la soga tiene una buena medida, la vaca comerá lo suficiente y se mantendrá saludable. Pues bien, el legalismo es la soga corta, y el liberalismo la soga larga.

Otro buen amigo y mentor también me hizo la afirmación que, si le ponen a escoger entre un amigo legalista o uno liberal, no lo dudaría dos veces en escoger al legalista. Y tiene razón considerando que el liberal no solamente es menos conservador, sino que promueve el pecado en la mayoría de sus decisiones, dándole preferencia al hombre que a Dios. De allí que la intención de los legalistas no es mala, pero como vimos en la definición dada cometen un gran error al querer hacer leyes donde Dios no las hizo.

Thomas B. Warren, en su libro sobre Cooperación en las Iglesias y Orfanatos, escribió

“El «liberalismo» se encuentra en los hombres que se burlan de la ley de Cristo, pero el «anti-ismo» se encuentra en los hombres que buscan fabricar leyes. El papel que debe ocupar un hombre en relación con el Señor Jesucristo es ser un obediente de la ley. Cristo es el único legislador [énfasis en el texto original]”(14)[1]

Adicional a lo escrito por Warren, deseo compartir lo escrito por J. D. Thomas con respecto a la religión,

“La religión cristiana es un sistema de «fe» en oposición a una religión legal, y sus reglas o mandamientos deben ser reconocidos como valiosos debido a su relación con el «Cristo crucificado» y no porque sean simplemente un grupo de leyes no relacionadas, catalogado como un código legal o como un puro conjunto de reglas” (111)[2].

Procedamos entonces a contestar a la pregunta formulada.

¿Son Pecaminosas las Campañas o Misiones Evangelísticas?

La respuesta a esta pregunta es simple. NO. Las campañas o misiones evangelísticas no son pecaminosas. Afirmar lo contrario iría en contra de lo que el Nuevo Testamento enseña. Veamos algunos ejemplos de las campañas o misiones evangelísticas en el Nuevo Testamento:

  • Jesús envió a sus apóstoles a “predicar el reino de Dios” (Lucas 9:1-6).
  • Jesús envió a setenta discípulos, de dos en dos, para que informaran en las casas que “se ha acercado el reino de Dios” (Lucas 10:1-16).
  • Jesús comanda a los apóstoles (y respectivamente a Sus discípulos) a “ir y hacer discípulos”, a “ir por todo el mundo y predicar el evangelio” (Mateo 28:18-20, Marcos 16:15-16).
  • Pablo, tras convertirse al cristianismo se dedicó a predicar el evangelio, y en el libro de Hechos tenemos registro de tres de esos viajes evangelísticos o misioneros que realizo (Hechos 13-28).

Constantemente leemos como, después de estas campañas o misiones, los enviados volvían con gozo, con grandes nuevas, con personas que querían saber más de Cristo, y tras establecerse la iglesia, muchos de los que oían y creían, se convertían a Cristo (es decir, obedecían el evangelio a través del bautismo para el perdón de sus pecados).

Es muy probable que quienes se oponen a campañas o esfuerzos misioneros lo hagan debido a la “conexión” que estos puedan tener con las denominadas “Sociedades Misioneras”. Ahora bien, ¿Qué es una “Sociedad Misionera”? Citando nuevamente a Thomas,

“La Sociedad Misionera es una organización humana que podría servir como un recurso opcional al patrón genérico «Ve, Predica», pero en la medida en que implica «control» sobre las iglesias que componen su membresía, su uso demandaría la violación de la autonomía de la iglesia local. Por lo tanto, necesariamente infiere una forma de gobierno de la iglesia que difiere de la autonomía local, el patrón requerido, y por lo tanto es un «específico excluido» y es definitivamente una violación de la voluntad del patrón de Dios y es pecaminoso e incorrecto” (141).

Wayne Jackson, en un artículo sobre las mismas, las describe de la siguiente manera,

“Un grupo de iglesias acordará entrar en un acuerdo entre sí con el propósito de realizar el trabajo misionero. Por supuesto, no hay nada intrínsecamente malo en tal plan, siempre que la estructura organizativa no se desvíe.

Pero ese era precisamente el problema”[3].

A diferencia de las misiones o campañas de las que leemos en las Escrituras, la Sociedad Misionera toma control sobre la obra, removiendo así la autonomía local y convirtiendo así tales esfuerzos en pecaminosos.

Cuando una o más congregaciones se unen para cooperar con los esfuerzos evangelísticos de otra congregación (como suele ser el caso de las misiones o campañas en que participamos) sin tomar dominio o control sobre esa congregación, es decir, respetando la autonomía local, se sigue el patrón bíblico explicado anteriormente, y por lo tanto no es pecaminoso.

¿Son Pecaminosas las Escuelas Bíblicas o de Predicación?

Ciertamente algunos que lean este artículo dirán que mi respuesta a esta pregunta es prejuiciada considerando que soy graduado de una escuela de predicación. Sin embargo, hago la afirmación que la respuesta a esta pregunta no es en base a mi experiencia o sentimientos, sino a lo que la Palabra de Dios dice. Nuestras respuestas siempre deben ser así ya que siempre debemos estar listos y dispuestos “para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay” en nosotros (1 Pedro 3:15).

El apóstol Pablo a su hijo en la fe, Timoteo, escribió lo siguiente,

“Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”.

2 Timoteo 2:1-2

Debemos ver que ese pasaje no es un simple slogan o lema usado por algunas escuelas, sino que es la autorización bíblica para las mismas. Las escuelas bíblicas o de predicación tienen una conexión muy fuerte con las clases bíblicas en que participamos cada domingo. De hecho, la oposición por parte de los legalistas a las escuelas bíblicas tiene que ver con su oposición a las clases bíblicas dominicales. Estos suelen argumentar que separarse en grupos para impartir clases no es bíblico, por lo tanto, para ellos es pecaminoso. Sin embargo, aquí es donde entra en la conversación, nuevamente, el verificar cuando un mandamiento es específico o genérico.

Hay mandamientos o leyes dados por Dios en Su Palabra que son específicos, como lo es el “predicar el evangelio” (Marcos 16:15). Este mandamiento nos dice no solo lo que debemos hacer: predicar, es decir, proclamar, anunciar, decir “algo”, sino que también nos dice que es ese “algo” que debemos predicar: el evangelio, las buenas nuevas, el mensaje de salvación. Ante esta especificación es claro que quien se para frente a una audiencia a predicar no puede simplemente hablar sobre los recientes eventos en su país o vida, o un recuerdo de su niñez, o un paseo, o hablar por hablar, sino que tiene que predicar la palabra de Dios (ver 2 Timoteo 4:2). Quienes se dedican a hablar sobre todas las demás cosas en lugar de alimentar a la audiencia con la “leche espiritual no adulterada” (1 Pedro 2:2) deberían reconsiderar lo que van a decir, y mejor empezar de cero la próxima lección que pretenden exponer.

Si bien se específica en ese mismo texto, Marcos 16:15, que debemos “ir y predicar”, podemos ver lo genérico en ese mandamiento en que no se específica como podemos ir y predicar. Puede ser que nos transportemos a pie, en caballo, lancha, avión, etc. También mientras sea la Palabra de Dios la que es predicada, puede hacerse cara a cara, en una asamblea, en un parque, de manera impresa, o por medios de comunicación como la radio, televisión, o internet.

Citando nuevamente a Jackson, tras comentar sobre como el mandamiento de no dejar de congregarnos es específico (Hebreos 10:25), este no específica el lugar donde, ya que los cristianos del Siglo I se reunían en las áreas públicas del templo (Hechos 2:46), en casas privadas (1 Corintios 16:19), e incluso en escuelas públicas (Hechos 19:9), escribe lo siguiente,

“De manera similar, existen numerosos contextos del Nuevo Testamento en los que se establecen, explícita o implícitamente, las obligaciones de la iglesia de enseñar y de ser enseñada por maestros competentes (Hechos 20:28, 31-32; Efesios 4:11ss; 2 Timoteo 2:2; 4:1ss; 2 Pedro 3:18; etc.).

La responsabilidad genérica de enseñar no contiene un patrón explícito que regule todo ambiente instruccional. La falta de reconocimiento de este principio ha llevado a una división no autorizada [todo énfasis añadido]”[4].

Tanto las clases dominicales como las escuelas bíblicas son conveniencias válidas, e incluso necesarias, en la obra del Señor, por lo tanto, no son pecaminosas. Así como hablamos sobre las campañas evangelísticas, si una o más congregaciones desean apoyar a otra en sus esfuerzos para que hombres fieles e idóneos enseñen a otros, y estos otros continúen enseñando a otros, tal como Pablo exhortó y ordenó a Timoteo a hacer, no es pecaminoso. Es parte de la cooperación de la iglesia, de la que tristemente los legalistas se oponen con tanta fuerza. Al estudiar el libro de Hechos podemos constatar, particularmente durante los viajes evangelísticos del apóstol Pablo, como muchas congregaciones cooperaban con otras.

Cierto es que, algunas escuelas, lamentablemente, se han dejado envolver por doctrinas de hombres, y se han apartado de la verdad de la Palabra de Dios. Esto es tan cierto de algunas de estas escuelas como lo es de muchas congregaciones. Como comenté al inicio de este estudio, la soga de esas vacas se ha quedado muy larga y han comido cosas que no debieron comer. Si bien es cierto esto sobre algunas escuelas, no todas caen ante el error y los deseos de la humanidad. Esto tampoco afirma lo que los legalistas plantean. Un gran motivo detrás de la oposición de los legalistas a la cooperación entre congregaciones tiene que ver con el factor dinero. Citando nuevamente a Thomas,

“Cuando nos demos cuenta de que la iglesia puede dar apoyo financiero y de otro tipo a una organización humana que no es la iglesia, con el propósito de hacer el trabajo de la iglesia, entonces la oposición a las escuelas cristianas como tales, sin duda disminuirá” (192).

Esto ciertamente muestra que el institucionalismo, como tal, no es aplicable cuando el único propósito de las escuelas bíblicas o de predicación es ser de ayuda en la enseñanza de la voluntad de Dios. Las escuelas no son solamente una conveniencia opcional, sino una gran ayuda en la obra del Señor. Estas no usurpan la autonomía de cada congregación, y por lo generalmente son una extensión del programa de clases bíblicas que la congregación que ve por ellas tiene.

Conclusión

Sé que ha sido un estudio extenso, pero necesario. Las escuelas bíblicas o de predicación, y las campañas o misiones evangelísticas no son pecaminosas. La autorización para las mismas se encuentra en las Escrituras, tanto de manera específica como genérica. Comparto lo dicho por Warren a continuación,

“Hermanos, pueden errar de la palabra de Dios del lado del conservatismo al igual que pueden errar del lado del liberalismo. Pueden ponerse en el papel de fabricante de leyes en lugar de ser un obediente de la ley diciéndoles a sus hermanos: ¡»Esta es la única forma en que pueden hacer esto o aquello”, si la Biblia no lo ha establecido como la única forma! [énfasis en el original]” (17).

Wayne Jackson concluye su artículo sobre las clases bíblicas con estas palabras,

“Si algunos cristianos no desean utilizar el arreglo de “clase” para enseñar la Biblia, es asunto de ellos. No obstante, los hermanos deben amarlos.

Si espíritus facciosos [es decir, revoltosos, perturbadores, MR] hacen leyes que dividen el cuerpo más grande de Cristo, tal es un pecado que merece la censura más fuerte”.

Debemos recordar siempre las palabras escritas por los apóstoles Juan y Pedro, respectivamente, en los siguientes pasajes,

“Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro”.

Apocalipsis 22:18-19

“Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén”.

1 Pedro 4:11

No agreguemos sobre lo que Dios ha dado, ni quitemos sobre lo que Dios ha dado. Hablemos lo que Dios ha hablado, y callemos lo que Dios ha callado. Hacer leyes sobre lo que Dios no ha hecho leyes nos pone en Su posición, en lugar de respetar, venerar, honrar, y dar gloria a Su posición, y ese no es un buen lugar en donde estar cuando el gran día llegue.

Referencias


[1] Warren, Thomas B: Lectures on Church Cooperation and Orphan Homes. Henderson, TN: Hester Publications. 1958. Traducido.

[2] Thomas, J. D. “We Be Brethren”. Abilene, TX: Biblical Research Press. 1958. Traducido.

[3] Jackson, Wayne. «What Is a Missionary Society?» ChristianCourier.com. https://www.christiancourier.com/articles/1090-what-is-a-missionary-society. Traducido.

[4] Jackson, Wayne. «Is the Bible Class Arrangement Scriptural?» ChristianCourier.com. https://www.christiancourier.com/articles/1117-is-the-bible-class-arrangement-scriptural. Traducido.

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