10 Principios para una adoración reverente
La adoración no es un ritual vacío ni una rutina más. Es un momento sagrado en el que nos presentamos ante Dios todopoderoso. Pero… ¿estamos adorando como Él quiere?
La adoración no es un ritual vacío ni una rutina más. Es un momento sagrado en el que nos presentamos ante Dios todopoderoso. Pero… ¿estamos adorando como Él quiere?
Este estudio no pretende imponer nuevas leyes ni atar donde Dios no ha atado. Más bien, es una invitación a reflexionar, a crecer, y a buscar la voluntad de Dios por encima de todo. Proviene del corazón de un cristiano que desea honrar a Dios fielmente y caminar tanto en la verdad como en la paz: paz con Dios, con los hermanos en la fe, y con el mundo que nos rodea.
Ciertamente la sangre de Cristo tiene poder. Las Escrituras claramente así lo afirman. Sin embargo, recientemente se me consulto sobre si la siguiente afirmación es correcta, “La sangre de Cristo nos protege de todo mal”. Mi respuesta corta es no, no es una afirmación correcta, veamos a continuación por qué.
Cuán fácil sería practicar la corrección disciplinaria con tan solo decir “el hermano X es un falso maestro, apártense de él”, sin embargo, nuestro Padre celestial sabe bien lo que la importancia de un buen nombre, de una buena reputación, es, y por ello, en Su Palabra, nos enseña sobre este tema tan importante.
Si deseamos ser discípulos de Cristo, que en sí es lo que un cristiano es y debe ser, debemos estar dispuestos a perder muchas cosas. Algunos quizás perdamos relación con seres queridos que nos hacen a un lado por nuestra decisión de seguir a Cristo. Algunos quizás debamos dejar trabajos bien remunerados porque están asociados a actividades pecaminosas. Y algunos quizás debamos dejar de estar asociados a congregaciones que se han apartado de la verdad y han caído en la práctica de actos que no son doctrinales, especialmente si se les ha mostrado la verdad sobre tales y aun así deciden continuar con su práctica.
Cuando Pablo y Bernabé llegaron a Antioquía de Pisidia en Asia Menor (Hechos 13:14), entraron en la sinagoga judía en el día de reposo. Después de los procedimientos preliminares, los gobernantes invitaron a Pablo a hablar. Pablo aprovechó la oportunidad y comenzó un discurso que abarca Hechos 13:16-41 (probablemente abreviado).
Cuando nos reunimos cada domingo, no se trata de un encuentro en un club social, tampoco de salir a hacer un mandado o pagar alguna cuenta, se trata de que nos gozamos en reunirnos con nuestros hermanos en la fe y adorar a nuestro Padre celestial tal como Él lo merece y ordena, en espíritu y en verdad (Juan 4:24).
La iglesia en Corinto estaba afligida por muchas dolencias espirituales. Una de estas se discute en 1 Corintios 5. Consideremos este caso.
En nuestra actualidad, algunas congregaciones de la iglesia del Señor participan de una división, que, para ellos parece conveniente, pero no es prudente. Esta división se da durante los servicios de adoración.
Cada vez que utilizamos la palabra “primer” o “primera” indica que le estamos dando a algo una prioridad importante