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Adoración

Artículos relacionados con la práctica de la adoración.

El Poder de la Sangre

Ciertamente la sangre de Cristo tiene poder. Las Escrituras claramente así lo afirman. Sin embargo, recientemente se me consulto sobre si la siguiente afirmación es correcta, “La sangre de Cristo nos protege de todo mal”. Mi respuesta corta es no, no es una afirmación correcta, veamos a continuación por qué.

¿Cuánto Estás Dispuesto A Perder Por Cristo?

Si deseamos ser discípulos de Cristo, que en sí es lo que un cristiano es y debe ser, debemos estar dispuestos a perder muchas cosas. Algunos quizás perdamos relación con seres queridos que nos hacen a un lado por nuestra decisión de seguir a Cristo. Algunos quizás debamos dejar trabajos bien remunerados porque están asociados a actividades pecaminosas. Y algunos quizás debamos dejar de estar asociados a congregaciones que se han apartado de la verdad y han caído en la práctica de actos que no son doctrinales, especialmente si se les ha mostrado la verdad sobre tales y aun así deciden continuar con su práctica.

El Primer Sermón Registrado de Pablo

Cuando Pablo y Bernabé llegaron a Antioquía de Pisidia en Asia Menor (Hechos 13:14), entraron en la sinagoga judía en el día de reposo. Después de los procedimientos preliminares, los gobernantes invitaron a Pablo a hablar. Pablo aprovechó la oportunidad y comenzó un discurso que abarca Hechos 13:16-41 (probablemente abreviado).

La Receta de la Adoración Verdadera

Soy el tipo de persona a la que le gusta comer pero no cocina, sin embargo, cuando cocino (que no es frecuente) hago todo lo posible por seguir la receta por completo, especialmente la proporción de los ingredientes. Leí en alguna parte que las recetas son para los cocineros lo que las fórmulas son para los químicos. Piénsalo, ¿qué tan desastroso podría ser el resultado de un químico cuando agrega, cambia u omite un componente?

¿Cómo No Seguirle a Él?

Cuando María abrazó a ese hermoso bebé por primera vez, no tuvo que luchar con cuál sería Su nombre. Su Padre (no su padrastro) ya lo había decidido. Envió un mensajero al perplejo José para decirle: “dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS” (Mateo 1:21).